La sexualidad, constituye una parte integral de las personas, desde el momento de la concepción hasta la muerte. La Sexualidad, es vista como una dimensión de los seres humanos inseparable de su ser y existir, que tiene un reconocido papel protagónico en el proceso de organización de la identidad de las personas y en el establecimientos de los vínculos. Está influenciada por aspectos históricos, culturales, familiares, físicos y psíquicos del individuo, que interactúan con el medio sociocultural, del que surge un modo sexual único, especial para cada persona.
Se reconoce que la sexualidad es producto de un proceso dinámico, amplio y variado, que se expresa de manera diferente en las distintas etapas del curso de la vida y según las costumbres, creencias de la familia y entorno. En este sentido, podemos entender a la adolescencia como una etapa de cambios, tanto, en los aspectos, biológicos, psicológicos y sociales, que están relacionados con el grado de bienestar sexual y el grado de satisfacción, sobre la capacidad reproductiva, siendo la etapa de la adolescencia, donde estos aspectos son más relevantes, ya que es en esta etapa de la vida donde surgen los sentimientos de atracción sexual y profundas reflexiones sobre la capacidad de decidir. Por tanto, la sexualidad y el bienestar sexual deben ser considerados como componentes integrales de la salud y su desarrollo, particularmente para los y las adolescentes, el proceso de adaptarse a los cambios sexuales (corporales), establecer una identidad personal, construir lazos fuera de la familia de origen, ejercer de manera responsable la sexualidad y proteger su salud, incluyendo su salud reproductiva, que es uno de los mayores retos de los y las adolescentes.
En este sentido, la sexualidad en la adolescencia, puede ser un motivo de preocupación, por diversas razones, algunas de ellas, tienen relación con los aspectos propios de esta etapa del desarrollo, como son: alto nivel de experimentación, sentimientos de invulnerabilidad, presión de los pares o de la pareja, difícil acceso a los sistemas de salud, falta de un adulto referente en sexualidad, etc. La sexualidad, también es centro de atención por las repercusiones biopsicosociales, que puede tener en la vida de un o una adolescente, un inicio precoz y desinformado de la actividad sexual.
En el ámbito biológico, las consecuencias de un inicio precoz de la actividad sexual sin ejercer gestión de riesgo, aumenta las probabilidades de un embarazo no deseado, el aborto, las infecciones de transmisión sexual (ITS) VIH/SIDA y a largo plazo infertilidad y/o lesiones precancerosas. En el ámbito psicosocial estas consecuencias pueden favorecer la deserción escolar o menor logro educacional, trabajos de menores ingresos, dificultades en la crianza de los hijos, insatisfacción, culpa, discriminación y pobreza, entre otras. Por tanto, la adolescencia, es un momento oportuno para abordar la salud sexual y las inquietudes sobre la sexualidad con el fin de mejorar la salud y su desarrollo integral.
Esta realidad exige que los padres y profesionales que trabajan con adolescentes, asuman la responsabilidad de abordar el ámbito de la sexualidad tempranamente, en el marco de la promoción y prevención continua de salud a través del curso vital. En el caso de los profesionales, deben además sentirse preparados para abordar este aspecto del desarrollo en el contacto con los padres y madres de adolescentes, teniendo un manejo adecuado de los aspectos éticos y legales involucrados en la atención de los y las adolescentes.
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