Jueves, 25 de Abril de 2024  
 
 

 
 
 
Cultura y ciencias

Costumbrismo Rural…Tuneras y la ruta del carmín …

Crónicas de pueblo por Sergio Díaz Ramírez, Instagram @amanecerdelgallinero

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Sin saberlo, la conquista de América estaba en marcha. Las carabelas tomaban el viento desde Europa y las tripulaciones eran patrocinadas por el imperio. Pasaban los días y seguían buscando esa ruta más corta hacia las Indias y no se imaginaban que descubrirían un nuevo continente, que conocerían otras culturas sobre la que posteriormente impondrían la suya, como tampoco que esa nueva tierra generaría mayores tesoros para la corona. El oro y la plata y el tabaco se llevaron a sus tierras, mas una sorpresa ocupó el tercer lugar, luego de los metales preciosos y ese fue el carmín.

En los campos del Aconcagua son inolvidables esas tunas cosechadas con rocío, al inicio de la mañana, para evitar el vuelo de las espinas que, con la temperatura del día, se esparcen como agujas defensivas hacia el cosechero invasor. Don Pancho hace ya muchos años, tenía las manos duras y al parecer no le podían dañar y ante el espanto de los presentes las cortaba con la mano descubierta. Solo ocupaba un tarro amarrado con alambre en el extremo de una caña, para las inalcanzables.

La cultura azteca prehispánica y pueblos precordilleranos andinos no sólo disfrutaban de los jugosos frutos de las chumberas (plantas de tunas), pues eran bendecidos por la naturaleza, al dotarlos de una aparente plaga, que pudieron domesticar y aprovecharla, al estudiar con esmero su ciclo biológico. La extracción del carmín desde sus entrañas para fines artísticos, culinarios y farmacéuticos pudo dejar con la boca abierta a los conquistadores, pero no sólo eso, permitió que España durante tres siglos tuviera el monopolio de este tesoro en toda Europa.

Desde la época de los sumerios que en el viejo continente se utilizaba la cochinilla de los encinos para teñir telas y hacer lacas. Todo cambió con la conquista de América, pues los aztecas utilizaban otra cochinilla, la de los cactus opuntia. Daba un tinte más potente, de mejor aspecto, y como si fuera poco se podía utilizar en la alimentación. Estudios posteriores llevaron a realizar reacciones con iones de diferentes metales, encontrando multiplicidad de tonos desde el rojo violáceo al verde esmeralda.

En los últimos años la sequía ha asolado los tunales casi silvestres de entre roquerías de loma. En Chacabuco las paletas de retuercen tratando de alcanzar inexistentes napas. Pero como nunca estamos viendo en los supermercados frutos verdes amarillentos y rojizos de gusto exquisito. La respuesta de esta aparente dicotomía la encontramos en incipientes huertos frutales, muy bien manejados con riego tecnificado y fertilización. En Melipilla una superficie de 30 hectáreas da para cosechas de floreo durante toda la temporada.

En Chile fue introducida a la zona norte, en el año 1989, desde Perú, y al ser considerada plaga se puso bajo control oficial, mediante resolución SAG 1954/2.000, dejando la opción de producir cochinilla del carmín, bajo estrictas medidas de bioseguridad, sólo al norte del río Choapa. Bajo criterios de regionalización, se considera plaga cuarentenaria para nuestro país. En la actualidad en el valle de Aconcagua, no podría emularse la observación, paciencia y cosecha de tinturas de las culturas aztecas y andinas.

El ciclo biológico varía entre 90 a 150 días, dependiendo de las condiciones ambientales, pues existen cultivos en campo o bajo túneles. En Islas Canarias está montada una industria por centenas de años y fueron reconocidos como “bien de interés cultural”. En Chile en la región de Coquimbo, los cultivos de tunas inoculados, en condiciones de fertilización, riego y ausencia de enemigos naturales, producen los mejores rendimientos de multiplicación de cochinilla y calidad en la cosecha de carmín.

Las 2.500 hectáreas, existentes en Chile, se distribuyen entre la IV a la VI región, adaptada a condiciones de semiaridez. Especialmente en pequeños agricultores con superficies menores a una hectárea, los que manejan mayoritariamente variedades descritas como el tipo: Cauquenes, Roja Mexicana y Til Til. El país ha decidido velar por la sanidad del cultivo, cuidando que la cochinchina sólo este confinada al norte del Choapa, y las floraciones de junio y octubre sigan dando jugosos frutos sin que sus tallos se tiñan del asfixiante rojo ancestral.

Historias como esta, parecieran únicas en la naturaleza, nos la presentaron milenarias culturas, mas nunca terminaremos de seguir descubriendo sus secretos, esos que pueden incrementar la productividad o dejarnos en silencio al observar unas ninfas elongar sedas para emigrar y seguir colonizando los hospederos. Sin duda, si a don Pancho se le hubieran presentado las granas silvestres, en las quebradas de Piguchén, con sus duras manos las habría acariciado, protegido y admirado.


 
 
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