Este 1 de Abril se cumplen 20 años desde que, en forma alevosa y cobarde, en 1991, un grupo extremista asesinara al entonces Senador de la República Jaime Guzmán Errázuriz.
Pero quién era Jaime Guzmán ?
Como datos biográficos podemos decir que nació en Santiago el 28 de Junio de 1946, que fue hijo de don Jorge Guzmán Reyes y doña Carmen Errázuriz Edwards, que estudió en el Colegio de los Sagrados Corazones de Santiago y que con 16 años ingresó a estudiar derecho a la Pontificia Universidad Católica de Chile, en donde se licenció en 1968 con distinción máxima obteniendo el premio Monseñor Carlos Casanueva y el premio del Instituto de Ciencias Penales correspondiente a su promoción. Católico observante, de misa y comunión diaria, gran conversador, de dotes intelectuales realmente sobresalientes, lo que sumado a una gran calidez hacía que sus argumentaciones fueran difíciles de rebatir, por no decir imposible.
Fundó la Unión Demócrata Independiente (UDI) en 1983, en donde plasmó sus anhelos y convicciones más profundas en aras del bienestar de los chilenos más modestos y, por cierto, del país.
Jaime Guzmán fue un chileno como pocos, un patriota, un prócer indiscutido de nuestra historia, un gran caudillo que entendió muy temprano que la gloria consistía en ponerse al servicio de las personas, en especial de los más humildes. Estaba convencido que las políticas asistencialistas de los gobiernos sólo perseguían (y persiguen) mantener a los más pobres en dependencia, para manipularles y conseguir con ello, mezquinos réditos políticos o de cualquier otra especie, de modo que trabajó incansablemente para que pudieran salir de esa condición de manera digna y permanente, gracias a su esfuerzo personal.
Jaime Guzmán, al contrario de lo que algunos han querido hacer ver, fue un férreo defensor de la democracia y las libertades individuales, creía firmemente en la libertad de las personas para construir su propio destino, tenía la convicción de que la democracia y la libertad económica debían ser protegidas de sus enemigos, representados por las corrientes totalitarias que, en los convulsionados años sesenta, estaban dominadas, principalmente, por el comunismo ateo y el socialismo marxista.
Valiente defensor de sus convicciones, hasta el extremo de brindar su vida. Días antes de su muerte defendió en el Congreso, con la inteligencia y profundidad que lo caracterizaba, su rechazo a un proyecto de reforma constitucional que permitiría al Presidente de la República indultar a terroristas. Una vez más, su valentía y desapego material quedó reflejado cuando poco antes de acudir al Congreso les expresó a su cercanos: “ustedes tienen familia, no deben exponerse, solo yo hablaré para votar que NO al indulto de terroristas”. Esta reforma fué finalmente aprobada el sábado 23 de marzo. Nueve días después, fue asesinado por terroristas en la puerta del Campus Oriente de la Universidad Católica, tras haber dictado su clase de Derecho Constitucional.
Pero el espíritu de Jaime Guzmán no ha muerto, sigue plenamente vigente, y no sólo en el quehacer de la UDI, sino que en el esfuerzo diario que hace cada chileno por el bienestar de los suyos, sigue vivo en cada uno de quienes anhelamos un país libre y feliz donde podamos estrecharnos las manos sin distingos, donde ricos y pobres, fuertes y débiles, ancianos y jóvenes, sin temor ni desconfianzas vivamos juntos, como hermanos.
Este es, sin duda, el mayor legado que un patriota puede hacer a su país, este es, sin duda, el gran legado de Jaime Guzmán Errázuriz.
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