Jueves, 30 de Octubre de 2025  
 
 

 
 
 
Opinión

Chile envejece y la ciudad debe adaptarse

Por Alfredo Morate

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Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), hoy por cada 100 menores de 15 años hay casi 80 personas mayores de 65, y para 2050 esa proporción se duplicará. Esta transformación demográfica nos desafía a rediseñar las ciudades para que sigan siendo habitables, seguras y accesibles para todas las edades.

En un país donde el suelo urbano disponible es escaso, el crecimiento solo puede ser vertical. Pero una ciudad que crece hacia arriba también debe hacerlo hacia la inclusión. Y eso implica que los edificios —nuevos y antiguos— incorporen soluciones que garanticen movilidad y autonomía para las personas mayores y con movilidad reducida.

De acuerdo con la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), más del 60 % de los edificios del país fueron construidos antes del año 2000. Muchos carecen de ascensores modernos o de estándares de accesibilidad adecuados, mientras el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) estima que cerca del 40 % requiere intervenciones urgentes de conservación o modernización. Renovar no es un lujo: es una necesidad social y urbana.

El transporte vertical cumple un rol clave en ese desafío. Según la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), el 85 % de los viajes verticales en Chile se realiza en ascensores con más de 20 años de antigüedad. Modernizarlos con tecnología regenerativa, como señalan estudios de ANESCO Chile, podría ahorrar el equivalente energético a una central de 60 MW, además de mejorar seguridad y accesibilidad.

En Schindler, llevamos más de 150 años en el mundo y 110 en Chile acompañando el desarrollo urbano de Chile. Sabemos que modernizar los edificios no solo mejora su valor o eficiencia, sino que extiende la vida útil de las ciudades y permite que sigan siendo habitables para una población que envejece rápidamente.

El futuro urbano de Chile será vertical, pero debe ser también humano. Cada ascensor modernizado, cada sistema más eficiente y accesible, es una inversión en dignidad y calidad de vida que, por medio de la incorporación de tecnología inteligente, se traduce en mayor seguridad, menores tiempos de espera y trayectos más suaves, silenciosos y confortables. Renovar los edificios del país es, en definitiva, renovar nuestra forma de vivir juntos.


 
 
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