La veo seria, muy ocupada, entra y sale de la cocina de su restaurant como recordando esas mujeres antiguas que llegaron de lejanas tierras y no paraban de trabajar. Solo se detiene para saludar a los parroquianos que asistimos a degustar de sus platos, pero sobre todo de la elegancia sencilla de sus paredes, en la poca estridencia de los asistentes y la entrada inquieta pero alegre de Alexis. Sin duda hay muchos elementos que comentar de esos adobes centenarios, pero esta vez Macarena Bordalí nos sorprende con una “Exposición Fotográfica del Cajón de San Francisco”, junto a María Grazia Corradini y Daniela Meruvia.
Como primer concepto que salta a la vista es el recobrar la confianza en el ser humano, en lo valioso que se cree un colectivo, para mirar lo relevante de lo inmaterial, alejándose de nuestras miserias, donde muchas veces estamos insertos, por el bombardeo mediático, que te modela la forma de vivir.
Su propósito es rescatar la memoria de sus habitantes, su entorno natural y tradiciones, cómo la del arriero Luis Sánchez, quien ya está preparando el ganado, señalando y desparasitando, para seguramente en noviembre, pues aún queda forraje en los cerros del pie de montaña, emigrar en trashumancia a las posturas de la alta cordillera. Su figura delgada y chupalla de ala ancha trasunta esa valentía del arriero, quien no teme al espanto de las mulas ni los atraviesos de precipicios de monte.
Una mañana de miércoles visité la exposición en la Gobernación de Los Andes, entre el ajetreo de la gente haciendo los trámites en el Registro Civil, los repartidores del correo yendo y viniendo . A mi entender una distribución de los paneles, que no invitaba a detenerse. Realmente lo lamenté pues la calidad de la muestra, el material de esta, fotos y escritos merecían mejor puesta en escena. Tal vez hubiese sido mejor tomar un rincón y arrimarse con una ambientación rústica, cosa de focalizar la atención y las miradas.
Párrafo aparte para Liliana Hurtado de la Delegación Presidencial Provincial, quien me acompañó en el proceso de información, con toda la amabilidad del mundo, un compromiso que va de la mano, con la calidad del trabajo de la exposición.
El Cajón de San Francisco, conocido hoy por las acomodadas construcciones en lotes de laderas en borde estero, mira también al pasado, incluso hay registros de la época del período Arcaico (10.000/300 ac). La montaña llamada El Padre de 4085 metros sobre el nivel del mar, y las haciendas San Francisco y la Canabina se miran de frente y bajan de la mano, a través del estero del mismo nombre que el cajón.
Las directoras del colectivo han querido mirar el pasado, quizás no de manera tan ambiciosa, sino que más real, más palpable, conversando y destacando los tesoros vivos del Cajón San Francisco, esos que vieron otro ambiente, otra realidad al nacer a mediados del siglo pasado. Así nos presentan al Tata Teo, quien como hijo pródigo volvió al terruño y lo describen como “arraigo del alma”.
Ya ha pasado el invierno y los guanacos suben la montaña alcanzando los bofedales y flora de altura. Recordemos que en los últimos años los meses fríos los han hecho bajar al piedemonte, con todos los inconvenientes que ello implica, especialmente para su seguridad. El macho alfa esta formando su tropilla y carreras de amedrentamiento suelen estar a la orden del día. Es el icono de la fauna herbívora, pero también la presa de los carnívoros, que mantiene el equilibrio ecológico, ese que le da chance al león de montaña, zorros merodeadores y cóndores vigilantes. Antonio Gallardo, arriero y agricultor, no sólo habla de su ganado, “ha preservado la herencia cultural y natural”, y puede describir más de cuarenta especies de aves que habitan el cajón.
María Grazia Corradini, deja por un momento su actividad de turismo, pero no el concepto de sustentable y nos presenta la imagen del camélido dando un sentido mensaje “es un recordatorio de la grandeza indomable de la vida silvestre, una especie clave para la dispersión de semillas e indicador de la salud y conservación de los ecosistemas andinos”. Ramon Reinoso como conocedor de la montaña en sus actividades de arriería, ha sido testigo del incremento de las manadas de guanacos en el último decenio, observando grandes movimientos de familias en altura, chulengos, machos solteros deambulando y rebaños con macho padrillo.
La foto de portada del artículo de Daniela Meruvia, destacada enóloga, creadora de la marca “Vino La Joda “, escapa de los lagares, toneles y mostos en reposo, para integrarse al “Colectivo Cajón de San Francisco”, y tener otra mirada en la aventura del rescate patrimonial, describiendo “La artesanía de lo cotidiano” y dice “ en estos detalles se esconde el legado cultural de generaciones, la sabiduría de las manos, la historia del campo y la belleza intrínseca de las herramientas que han servido fielmente”.
Ya se me agota la pluma, mas algo importante está en ese ambiente, un alma nacida en la Florida que siguió a San Regis, el artista Pablo del Cielo, elegido en la aventura, un increíble poster, que, con aparentes trazos sencillos, cuenta en detalle, lo que el Colectivo quería decirnos. Una garza observa el puente Los Manueles, mientras el estero baja como en los primeros tiempos. Al camino sale un campesino comunicando que ya no es un huaso bruto, quizás en sus reflexiones, a la vera de un sendero de herraduras, ha decidido proteger su ambiente y como si comprendieran se acercan vizcachas, matuastos, zorros, pumas, quiques, gatos silvestres y coipos con crías a la espalda…Como lo describe Macarena Bordalí, una obra de arte… bueno, por algo es hijo de tigresa.
Otra noche en la penumbra que abraza, me repito con el pedido, la hamburguesa Chaski, unas papitas hilo y la michelada ámbar completan el grito, claro, no sólo de fotos y escritos se vive en los caminos de nuestros valles y montes.
PD… Expo Cajón de San Francisco, seguirá caminando hasta Calle Larga, Putaendo y San Felipe, en diferentes ambientes. Deténgase en cada rostro e historia, yo al menos me emocioné con cada línea de expresión de María Angélica Pérez, su moño tomate y tremendo legado.
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