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Con un Te Deum se celebraron los 100 Años de la Diócesis de San Felipe

La liturgia se desarrolló con una estructura especialmente preparada para este centenario, en la que se destacaron los signos y símbolos que reflejan la vida de fe de la Iglesia diocesana.

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ACONCAGUA (16/10/2025).- En el Templo Catedral de San Felipe se celebró  el solemne Te Deum Diocesano, una significativa ceremonia que reunió a toda la comunidad para dar gracias a Dios por los 100 años de vida pastoral de la Diócesis de San Felipe, que culmina este 18 de octubre su Centenario Diocesano.

El templo madre de la diócesis se convirtió en el centro de una profunda oración de gratitud, donde participaron autoridades civiles, militares y eclesiales, junto a representantes de instituciones públicas y privadas, colegios católicos y confesionales, juntas de vecinos, Cruz Roja, Carabineros, Bomberos, PDI, hospitales y miembros de comunidades parroquiales de las provincias de Los Andes, San Felipe y Petorca.


En un gesto de cercanía y gratitud, el
Obispo Gonzalo Bravo Álvarez inició la celebración mencionando a cada representante presente, reconociendo la presencia activa de todos los sectores de la sociedad.

La liturgia se desarrolló con una estructura especialmente preparada para este centenario, en la que se destacaron los signos y símbolos que reflejan la vida de fe de la Iglesia diocesana.

En su mensaje, Mons. Gonzalo Bravo expresó “ qué alegría celebrar cien años, qué alegría que la Providencia nos haya puesto en este lugar. Como comunidad cristiana hemos sabido cumplir, en medio de nuestros errores y horrores, lo que Jesús nos pide: ir y hacer discípulos. Quiero darle gracias al Señor por el bien de la Iglesia”.

El obispo manifestó su gratitud a todos quienes han sido parte de la historia diocesana y dedicó un saludo especial a los profesores y profesoras, en el marco de la conmemoración de su día.

Reflexionó también sobre la importancia de mantener viva la dimensión espiritual en la sociedad, señalando que “no basta la inteligencia artificial para llenar los espacios interiores del ser humano”, destacando la necesidad del don de la sabiduría, que no solo implica saber, sino también “saborear” la vida desde la intimidad con Dios.

En la parte final de su homilía, Mons. Bravo recordó la misión evangelizadora de esta Iglesia particular, que ha sabido llegar a cada rincón de los valles de Aconcagua y Petorca, acompañando hospitales, colegios, comunidades rurales y lugares de servicio.

“Somos efímeros, pasamos por este mundo, pero la misión continúa. Debemos abrir espacios de acogida, corregir cuando nuestros templos se cierran, y mantenernos atentos a la escucha, para no ser una ONG más, sino una Iglesia que es luz en las tinieblas”, enfatizó.

En un momento profundamente simbólico, se presentaron los signos del caminar diocesano. La cruz abrió la procesión, llevada por un matrimonio, recordando que el amor de Cristo ha sostenido con esperanza cada paso de estos cien años de historia. Luego, unos jóvenes presentaron un cántaro con agua, signo de la vida y del compromiso con el cuidado de la casa común, recordando la necesidad de cuidar el don de la creación.

Niños y profesores acercaron flores, símbolo de la educación y la esperanza, que representan el florecer de nuevas generaciones guiadas en la fe y los valores cristianos. Tras ellos, representantes del mundo público entre ellos autoridades, Carabineros, Bomberos, PDI y alcaldes portaron la bandera nacional, expresión de servicio, unidad y compromiso con el bien común.

Más tarde, un grupo de adultos mayores presentó un cirio encendido, testimonio luminoso de la fe que ha acompañado la vida de tantos creyentes a lo largo de este siglo de historia. Finalmente, una pareja de huasos llevó una canasta con frutos, signo del trabajo diario de hombres y mujeres que, con esfuerzo y fe, sustentan la vida de sus familias y comunidades en los valles de nuestra diócesis.

El Te Deum culminó con el solemne canto del “A ti, oh Dios”, expresión de alabanza y gratitud por el camino recorrido, seguido por la bendición final impartida por el obispo, quien invitó a seguir siendo una Iglesia viva, cercana y esperanzadora.

La Diócesis de San Felipe se prepara ahora para vivir la Gran Jornada de Clausura del Centenario, este sábado 18 de octubre, desde las 10:00 horas, en la Casa de Espiritualidad del Santuario Santa Teresita de Los Andes, en Auco, donde se espera la participación de más de tres mil personas y la Eucaristía de cierre a las 17:00 horas.


 
 
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