¿El paracetamol durante el embarazo provoca autismo? La pregunta volvió a instalarse en el debate en Estados Unidos, luego de que autoridades asociaran su uso con un supuesto aumento de riesgo. La evidencia científica, sin embargo, no confirma esa relación.
Algunos estudios observacionales han descrito asociaciones estadísticas entre la exposición prenatal a este medicamento y trastornos del neurodesarrollo, como autismo o TDAH. No obstante, investigaciones más rigurosas que comparan hermanos expuestos y no expuestos no muestran un riesgo consistente, lo que sugiere que los hallazgos previos pueden deberse a factores familiares o a la condición de base de la madre, como infecciones o fiebre.
Por esta razón, organismos como el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos y la Sociedad de Medicina Materno-Fetal mantienen al paracetamol como analgésico y antipirético de primera línea en la gestación. Su seguridad depende del uso correcto: el verdadero peligro está en la sobredosis, capaz de provocar daño hepático. Además, controlar la fiebre materna es prioritario, pues esta sí puede afectar el desarrollo fetal.
En cuanto al autismo, la ciencia apunta a causas multifactoriales, con fuerte peso genético y factores prenatales y perinatales, más que a un único medicamento.
Respecto al folinato (ácido folínico), promovido en EE. UU. como posible tratamiento, los ensayos muestran beneficios modestos en subgrupos de niños con alteraciones específicas en el metabolismo del folato. Pero los datos son limitados y no justifican su uso como terapia generalizada.
La evidencia disponible, en definitiva, no avala que el paracetamol provoque autismo ni que exista hoy una cura farmacológica para esta condición.
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