El Instituto Agrícola Pascual Baburizza nace y se origina en el testamento dejado a su muerte –en la hacienda Santa Rosa- por el filántropo Pascual Baburizza, en virtud del mismo se debían crear 3 planteles educativos, de ellos, sólo funcionó la Escuela Superior de Agricultura, pero agregándose a ese -sólo durante un período- la Escuela Primaria y de Economía Doméstica. Para dar continuidad y sostener económicamente los indicados planteles educativos, se disponía de 1.200 hectáreas de riego más otras de lomajes y precordillera, dicha superficie quedó reducida a raíz de la Reforma Agraria en el gobierno de Eduardo Frei Montalva.
En la Escuela de Agricultura los estudios eran absolutamente gratuitos y bajo régimen de internado, acogiendo a numerosos alumnos procedentes de todas las regiones del país, ello sucedió desde su creación hasta 1970 cuando el Instituto fue cerrado; de esta primera etapa de funcionamiento dan cuenta la enorme cantidad de exalumnos que se reunían año tras año para compartir experiencias y vivencias de su estadía en la Escuela, es así como existieron encuentros, como por ejemplo, en Puerto Montt en 1987, Los Andes en 1988, Paillaco en el mismo año.
En 1980 la Escuela fue reabierta, debiéndose ejecutar una serie de acciones tales como: obtención de subvención escolar, reglamento de evaluación, aprobación de normas sanitarias y otras para ajustarse a la normativa de funcionamiento legal de la época.
Durante buena parte de este segundo período, entre los años 1980 y 1990, el Instituto contó en su dirección con el Ingeniero Agrónomo y Docente Universitario Charles Wilson S., acompañado de docentes de Educación Media, Ingenieros Agrónomos, Técnicos Agrícolas y Contadores.
El 13 de febrero de 1990, sin aviso y en forma sorpresiva, el Presidente del Consejo Directivo Carlos Urenda Z. le comunica al Ministerio de Educación el cierre del establecimiento educacional durante el año indicado, alude –entre otras razones- al hecho que “la deuda que mantiene el Instituto con una entidad bancaria ha sido cedida sin previo aviso a otra entidad del mercado financiero, suspendiéndose las conversaciones celebradas con la primera de las instituciones para alcanzar acuerdo y reprogramar la deuda”.
En efecto, el Banco de Chile había “vendido” una cartera de empresas que tenían deudas al Banco del Estado, todo ello realizado por una persona que obtendría de esa operación un beneficio por la gestión.
Dos días después de esa comunicación, encontrándome en la Dirección del Instituto y después de haber conversado con apoderados y alumnos, indiqué públicamente que había que darles continuidad a los estudios de los alumnos ya matriculado y los que estaban en cursos inferiores; innumerables autoridades apoyaron la continuidad del Instituto, sus alumnos recolectaron miles de firmas (en un libro que obra en mi poder), parlamentarios como Sergio Jara, Claudio Rodríguez, profesionales del agro, el Obispo Camilo Vial, entidades políticas como el Partido Radical, Democracia Cristiana, Partido Socialista, y especialmente el Director Provincial de Educación Pedro Barrera y el Gobernador Jaime Andrade, quienes hicieron suya la causa de la permanencia del Instituto.
Por otra parte, se presentaron al Banco del estado innumerables escenarios para mantener la parte educativa, como, por ejemplo: entregar –en pago de la deuda- un sector de la Hacienda, esta y otras opciones no fueron acogidas.
Cabe mencionar que invitamos, y estuvieron en el Instituto el Senador Eduardo Frei Ruiz Tagle, y el Ministro de Educación Ricardo Lagos, quien en una reunión en Santiago y contando con nuestra presencia, intentó que el Instituto fuera gestionado por la Universidad de Chile.
Los profesores en su gran mayoría apoyaron la continuidad, después de innumerables gestiones el Instituto fue cedido a don Andrónico Luksic Abaroa, el que decidió la continuidad del plantel educativo y un pequeño terreno para práctica.
Cada uno de los hechos relatados tiene una evidencia documental en mi archivo personal, incluyendo cartas al entonces Presidente Patricio Aylwin.
La segunda generación de alumnos, aquellos con los cuales compartimos, se siguen reuniendo y llevando adelante el ideal de su vocación y de su afecto por esa segunda etapa que culminó el año 1990.
Hace poco tiempo, falleció quien fuera Director del Establecimiento Charles Wilson, y en un menor lapso, el ex alumno Manuel Palacios Donoso, quien avivara y coordinara los encuentros de exalumnos. En ninguna de las dos ceremonias fúnebres estuvo ni el estandarte ni la presencia, por lo menos de alguien representativo, del actual Instituto, de más está decir que las instituciones existen porque se afincan en un pasado.
Aquellos jóvenes, hoy en día hombres y mujeres adultos, mantienen el recuerdo indeleble de esos patios con añosos pimientos, del economato, de las aulas y en la memoria de su corazón el símbolo grande de lo que fue el Instituto Pascual Baburizza.
|