Miercoles, 12 de Febrero de 2025  
 
 

 
 
 
Cultura y ciencias

Costumbrismo Rural… Ojo, una Gallina Ciega

Crónicas de pueblo por Sergio Díaz Ramírez, Instagram @amanecerdelgallinero

  • Tuitea
  • Comparte
  • Imprimir

 
Más Noticias
     
  Costumbrismo Rural…El canto de los grillos
  Obra “Un Actor Cesante” se presenta en el Centro Cultural de Los Andes
  ¿Las olas de calor pueden incidir en la sismicidad?
  Organizadores catalogaron como un éxito la Trilla a Yegua Suelta de Calle Larga 2025
  Costumbrismo Rural… Pastoreo de gallinas
  Con charla “Galaxias: las islas del Universo” finaliza ciclo del AstroVerano en el Centro Cultural de Calle Larga
 
 

Sábado de inundaciones y una comunicación sorpresiva de mi amigo Andrés Ramírez, destacado geólogo afincado en Alhué. Me consulta sobre una poco conocida ave chilena, llamada curiosamente “gallina ciega”. Rápidamente los recuerdos me retrotraen a mi niñez, cuando en largas estadías veraniegas en la precordillera de la costa mis amigos del lugar desplegaban todos sus conocimientos de la localidad referente a la flora y avifauna. Vuelos sorpresivos daban cuenta de la enigmática ave llamada de manera vernacular “plasta”. Después de mucho tiempo pude relacionarla con su nombre más conocido.

La ansiedad de Andrés por saber más de la gallina, me hacía explicarle que seguramente en sus caminatas profesionales y de trekking turístico, volvería a verla. Generalmente se encuentran en senderos de lomajes y vuelan sorpresivamente casi en los pies del caminante, su vuelo es semi silencioso, pero aparatoso, además corto, por lo que es relativamente fácil ver donde se detiene, de manera de poder observarla, con mayor calma. Si bien no posee la elegancia de la mayoría de las aves de nuestro campo, obviamente tienen su importancia y rol en la cadena ecológica.

Nuestra gallina ciega, se distribuye prácticamente en todo el territorio y desde la costa hasta los 2500 metros. Se le conoce con diferentes nombres, siendo los más comunes: plasta, plastilla, ataja caminos, dormilona y chotacabras serrano. Como se deja ver en pleno camino descansando tranquilamente se les asemeja a las bostas de las vacas, razón por lo cual recibe el nombre de plasta. Su condición de sopor invernal en determinadas condiciones, puede hacer que se pueda tomar, incluso con las manos sin que se dé cuenta, debido a la disminución fisiológica general.

Andrés insiste en nuevos antecedentes, pues de su experiencia con ella, aún no le encuentra mucha gracia. Lo que desconoce mi amigo es la actividad crepuscular y nocturna de nuestra nativa gallina y ahí abre bien los ojos, como adivinando que una vida noctívaga, debería ser bastante entretenida. Al parecer y debido a su juventud, obviamente no se equivoca, de hecho, espero que no la encuentre en las noches de Alhué, pues su vuelo ya no es torpe, ni hablar de sopor y el susurro característico le podría dar un buen susto. Su vuelo es desatado al inicio de la noche en busca de su dieta de insectos, los que enreda, con unos particulares peines que posee bajo sus ojos, como una red atrapadora.

Otra sorpresa de esta especie es que, a pesar de ser poco conocida, está distribuida en gran parte del territorio y además existen períodos del año donde convergen otras dos gallinas parientas que entran y salen del territorio a través de migraciones. Ellas son la gallina ciega boreal y gallina ciega peruana. El añapero boreal es altamente migratorio y si bien nidifica en el continente del norte, realiza ingresos hasta Antofagasta en otras épocas. El añapero garrapena peruano establecido en Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay, posee registros en la zona norte de Chile. La diferencia fundamental es que sólo nuestra gallina ciega nidifica en nuestro país.

Ornitólogos chilenos sentencian que nuestro ejemplar, a pesar del nombre, no es gallina, ni es ciega, dejando a la imaginación semejante bautizo. Las gallinas comunes del campo poseen un género muy diferente, y además demuestran un comportamiento en el día tan disímil, que ni siquiera la siesta duermen, mientras que las dormilonas podrían estar en sopor o dormitando en la sombra. De ciegas, ni hablar, pues llegada la hora de la oración, se despabilan en serio, dando rienda suelta a sus juguetones vuelos cazadores detrás de sustanciosas polillas. Un canto previo a la madrugada de un gallo podría sorprender a Andrés, pero un susurro de las “ciegas”, ufff, ¡Ojalá que no!

Caminatas de niño al cerro La Cruz, pasando un cerco de sábilas, nos encontrábamos con un bosque de eucaliptus, quienes trataban de sobrevivir a los años de sequía, que también en esos tiempos arreciaba a los campos de la zona central. Era común que las plastas nidificaran en los senderos, dos a tres huevos blanquecinos, con pequeñas pintas, daban cuenta de los encuentros nocturnos amorosos de estas parejas. Al igual que los queltehues sus lugares de nidificación no guardaban trabajo ni cuidado alguno, pero se mimetizan a la perfección, aquí cabe el dicho “menos es más”. Como modo de advertencia, alguna vez nos revoloteo un macho, cabeza gris plateada.

Mi amigo Andrés ya se ha interesado más en su desconocida ave, ríe respecto a un posible encuentro nocturno, pues hasta ahora en esas noches de Alhué sólo le preocupaba la aparición del “tue tué”, ese pájaro que no es pájaro y que si lo oye debe persignarse y también saludarlo, para que no crea que se le está espantando. En realidad, me desconcierta un poco que un santiaguino, sólo avecindado en la tradicional tierra de Alhué, sepa tanto de espantos y brujos, pero me explica que ha sido instruido en largas tertulias de madrugada por el maestro don Rafo“, quién es conocido por un fluido relato de los miedos escondidos en los lugareños.

Aquí les dejo a la curiosa “ gallina ciega”, la que nos recuerda un viejo juego de niños. Un ave que debemos seguir descubriendo, ya sea en los senderos agrestes de los campos, en las posturas de noviembre, en los erráticos vuelos diurnos, o en las desenfrenadas cacerías nocturnas en vaivén alrededor de los focos. Esperemos que mi amigo Andrés definitivamente se enfrente al vuelo rasante de un macho hambriento  y su ojos rojos brillantes que ha visto Carlitos Vásquez, en las noches de Alhué, para que pueda retroalimentar el bagaje de mitos y leyendas del gran maestro don  Rafo.


 
 
Twitter Facebook Flickr
 

Día Internacional de la Mujer y la Niña en la ciencia: avances y desafíos en Chile

Voto migrante

 
 
 
¿Estaría de acuerdo con eliminar los estacionamientos en calles Santa Rosa y Maipú para agilizar el tránsito vehicular?
Si.
No.
Me da lo mismo.
Ver resultados
 
 
 
Diario Electrónico Andes Online® | ©2000-2025 Derechos Reservados.
Miembro de EMR™ Chile - Estadísticas de Medios en Internet - Estadísticas Certificadas
Andes Online is Licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.0 Chile License
Prensa | Publicidad | Contacto