La Navidad y el Año Nuevo para muchos es una época para festejar el amor y compartir la felicidad con la familia, los amigos o conocidos. Estas celebraciones vienen acompañadas de cenas, compras, aglomeraciones de gente y compromisos.
Pese a aquello, para algunas personas puede provocar un período de estrés, ansiedad, miedo y tristeza, a esto puede añadir la molestia por gastos excesivos, la idealización de expectativas que no se ajustan a la realidad, la presencia de familiares con los que no hay buena relación o la ausencia de otros.
Es imprescindible ser consciente de nuestro autocuidado, más aún, considerando que el estrés es un factor de riesgo cardiovascular.
Recordar que estos festejos son transitorios y que en un corto período volverán a la cotidianidad.
Para evitar o mitigar estas emociones displacenteras es recomendable:
Ø Planificar con tiempo los compromisos.
Ø Adelantar las compras de regalos y los preparativos.
Ø Compartir responsabilidades.
Ø Ser realistas sobre la situación económica.
Ø Controlar los gastos.
Ø Evitar las discusiones.
Ø Ejercitarse.
Ø Dedicar más tiempo a los seres queridos
Ø Vivir el momento y disfrutarlo.
Y si la tristeza los embarga por la ausencia de un ser querido, invito a recordar los momentos felices que los familiares y amigos vivieron con ellos.
Feliz Navidad y un Año Nuevo colmado de buena salud y tranquilidad.
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