El acceso oportuno a atención médica especializada puede marcar la diferencia en el desarrollo de las acciones de promoción, protección y la recuperación de la salud, así como a la rehabilitación de los pacientes, lo que en algunos casos puede marcar la diferencia entre la vida y una fatalidad. Al respecto, la disponibilidad de cardiólogos, una especialidad crítica para el bienestar de las personas, es marcadamente desigual en Chile. Mientras Santiago y otras grandes ciudades cuentan con un número suficiente de especialistas, las regiones más alejadas enfrentan una grave escasez, dejando a muchos pacientes sin la atención necesaria.
Según datos de 2024 de la Superintendencia de Salud, el 59,7% de los especialistas está en la Región Metropolitana. En cambio, regiones como Arica y Parinacota, Atacama y Tarapacá tienen menos de un médico por cada mil habitantes.
Múltiples factores explican esta realidad: La centralización de la educación médica impide que más especialistas se formen en regiones. Además, en muchos lugares, los médicos enfrentan remuneraciones e infraestructura menos atractiva que en las grandes ciudades, menor conectividad y la falta de equipos multidisciplinarios para realizar su labor de manera óptima.
A esto se suma la ausencia de mayores incentivos para que cardiólogos y otros especialistas se desplacen por el territorio. Por lo tanto, deberían implementarse o robustecer programas que fomenten la descentralización de especialistas, para que la brecha disminuya. La falta de turnos rotativos, la sobrecarga de trabajo y las dificultades para el desarrollo profesional en zonas alejadas hacen que la mayoría de los médicos opten por quedarse en la capital, profundizando aún más la crisis.
El Estado de Chile ha avanzado mucho en garantizar el libre e igualitario acceso a las acciones de promoción, protección y recuperación de la salud, y en la rehabilitación de la persona enferma, así como en la coordinación y control de ellas. No obstante, es urgente que tanto el Estado implemente estrategias concretas para revertir la situación antes señalada, como que los prestadores y las instituciones privadas se comprometan con la realidad de su entorno, para llevar los especialistas y la tecnología a todos los lugares en donde sea necesaria. Mejores condiciones laborales, inversión en infraestructura y un modelo de salud descentralizado, tanto público como privado, son medidas esenciales para garantizar que todas las personas, sin importar dónde vivan, tengan acceso a atención médica de calidad, para continuar robusteciendo la equidad en salud, progresivamente y de esta forma, saldar la deuda pendiente.
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