Cada vez escuchamos más sobre las temáticas de género, una discusión que se encuentra inserta en diversos ámbitos, desde el académico, laboral, político y no menos relevante en el ámbito del emprendimiento. En nuestro país muchas mujeres deciden iniciar sus propios negocios, impulsadas por el deseo de independencia económica, realización personal y la posibilidad de aportar a sus familias y la sociedad de manera única. sin embargo, esta ruta no es fácil o está exenta de dificultades y en muchos casos las mujeres deben enfrentar barreras, tanto estructurales como culturales, las cuales reflejan una desigualdad de género persistente que limita el potencial emprendedor femenino.
Al momento de ahondar en las causas que puede generar esta brecha, podemos identificar diversas causas, una de las primeras dificultades surge, desde las perspectivas de las barreras culturales y estereotipos de género, ya que tradicionalmente, las mujeres han sido vistas como responsables principales del hogar y la familia, lo que limita sus oportunidades para dedicarse a actividades profesionales o empresariales. Este sesgo cultural implica en la mayoría de las mujeres siguen asumiendo la mayor parte de las responsabilidades domésticas y de cuidado, esto crea una doble carga para las emprendedoras, que deben equilibrar las demandas de su negocio con las obligaciones familiares.
Otra barrera importante, es el acceso limitado al financiamiento que deben enfrentan las mujeres emprendedoras en Chile, lo que las conlleva a depender de programas de apoyo y financiamiento del gobierno o de recursos personales o familiares. También hay que considerar la falta de representación femenina en puestos de liderazgo también contribuye a generar una brecha en el acceso a contactos influyentes y oportunidades de networking para las mujeres
Estas dificultades se convierten en brechas, las cuales se ven plasmadas en distintos niveles, por ejemplo, en la VII Encuentra de Microemprendimiento, se señala que en el caso del microemprendimiento el 59,3% corresponde a Hombres y el 40,7% a mujeres, y desde la perspectiva de la formalidad solo 36,8 de las mujeres realizan sus actividades de manera formal en contraste con los el 45,1% de los hombres.
Desde una mirada de la creación de nuevas de empresa, en base a los datos publicados por el Servicio de Impuesto Internos, el año 2023, solo el 16,3% de las empresas fueron generadas con RUT asociado a género femenino, en comparación con un 23,4% asociadas a RUT de género masculino, el restante 60,3% se encuentra asociado a personas jurídicas.
Estos datos nos demuestran que las brechas asociadas al microemprendimiento y emprendimiento existen y es nuestra responsabilidad como sociedad poder generar acciones que nos conlleven a superarlas, para esto, es necesario un esfuerzo conjunto que involucre tanto al sector público como al privado. Las políticas públicas deben enfocarse en la eliminación de las barreras estructurales que enfrentan las mujeres, promoviendo la igualdad de género en todos los niveles. Al mismo tiempo, es crucial fomentar una cultura empresarial inclusiva que valore y apoye el emprendimiento femenino, reconociendo su contribución al desarrollo económico y social del país. Solo a través de un enfoque integral se podrá lograr un entorno empresarial más equitativo y próspero para todas las mujeres en Chile.
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