Como dueño de una perrita mestiza recogida, que me ha alegrado tremendamente la vida, digo estar totalmente de acuerdo, en forma y fondo, con el artículo de mi amigo Mario Méndez sobre lo innoble y repudiable del abandono de mascotas, a veces sólo por su indeseada preñez.
Entendiendo las distancias de todo orden, recuerda al crimen espantoso de los niños que mueren ahogados tratando de huir de verdugos o mueren de hambre, sed , enfermedades, curables pero para ellos sin cura, en el tercer mundo, del que creo, felizmente, hemos salido.
Y sí, estando muy lejos de sus ideas, tengo amigos comunistas.
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