A principios de octubre, Chile celebra el Día Nacional del Medio Ambiente, una fecha que nos invita a reflexionar sobre nuestro compromiso con la naturaleza y el futuro del país. Esta conmemoración, instaurada en 2014, tiene como objetivo central promover la educación ambiental, un proceso fundamental para formar ciudadanos y ciudadanas conscientes, capaces de adoptar estilos de vida más armónicos con el entorno. Sin embargo, hoy más que nunca, es necesario ir más allá de la mera sustentabilidad y replantear nuestras prácticas desde una perspectiva regenerativa.
Chile se enfrenta a una policrisis ambiental, social y económica que requiere respuestas innovadoras y urgentes. La devastación de los ecosistemas, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son solo algunos de los desafíos que evidencian la insostenibilidad del modelo de desarrollo actual. Es aquí donde el ecoturismo y el turismo regenerativo aparecen como alternativas viables para transformar la relación entre las comunidades locales, los visitantes y la naturaleza.
A nivel global, el turismo es una de las industrias con mayor impacto ambiental, pero también puede ser un motor de cambio. En Chile, con su extraordinaria biodiversidad y paisajes únicos, el ecoturismo ha mostrado su capacidad para generar conciencia y fomentar la conservación. Sin embargo, para que esta actividad sea verdaderamente efectiva, debe evolucionar hacia un modelo más ambicioso: el turismo regenerativo.
El turismo regenerativo va más allá de limitarse a reducir el daño al entorno. Su meta es la restauración activa de los ecosistemas y el fortalecimiento de las economías locales, pasando a un paradigma donde el ser humano es parte de la naturaleza y donde el reflorecimiento de todas las formas de vida es el objetivo del desarrollo. A través de este enfoque, no solo se busca minimizar los impactos negativos, sino también devolver a la naturaleza más de lo que se toma. Esto implica involucrar a las comunidades locales en la planificación y gestión de proyectos turísticos, promoviendo un desarrollo que beneficie a la población y al entorno por igual.
En el sur de Chile, proyectos regenerativos están restaurando ecosistemas degradados y revitalizando culturas locales. Estas iniciativas no solo generan ingresos sostenibles, sino que también contribuyen a la regeneración de suelos, ríos y bosques.
La economía circular también es clave en este cambio, proponiendo un sistema donde los residuos se transformen en recursos, promoviendo reciclaje y reutilización. En el contexto del ecoturismo, esto implica minimizar residuos y fomentar materiales sostenibles.
La regeneración no es una opción, es una necesidad urgente en la lucha contra la crisis climática y la conservación de la biodiversidad. Solo a través de un enfoque verdaderamente regenerativo, en el que el turismo, la economía y las políticas públicas trabajen de la mano, podremos asegurar un futuro viable para las generaciones venideras. En este Día Nacional del Medio Ambiente, el llamado es claro: es tiempo de pasar de la sustentabilidad a la regeneración.
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