La repentina muerte del ex Presidente Sebastián Piñera ha abierto algunas reflexiones respecto a su particular estilo dentro de la centroderecha. Muchos le han alabado su innegable compromiso democrático, más allá de si los resultados de sus gestiones tuvieron o no, el éxito buscado.
Piñera, qué duda cabe, fue un hombre "más de acción que de reflexión política", lo que probablemente le llevó a no siempre tomar las mejores decisiones, dando pié a que la izquierda interesada encontrara espacio para, literalmente, “hacerle la vida imposible”.
Grandes hitos marcaron sus dos gobiernos, como el terremoto de 2010, a poco de asumir como presidente, el estallido social y la pandemia en su segundo mandato. En estos macro-eventos, Piñera demostró su gran capacidad de gestión y su gran capacidad para convocar equipos de alto profesionalismo, enfrentándolos con decisión y mucha eficacia, seguramente muchos les debemos, literalmente, la vida. He oído mucho a la gente decir “menos mal que el covid nos tocó con Piñera, porque si hubiera sido hoy….”
Otro hecho innegable, es que en sus 2 gobiernos, pero particularmente en el segundo, Piñera tuvo una oposición tremendamente egoísta, ideologizada, revanchista, en resumen , muy injusta, llegando a justificar el uso de la violencia como método de acción política, pues priorizó complicar y, por qué no decirlo, derrocar a Piñera, por sobre el bienestar del país. Muchos de esos violentistas fueron “beneficiarios” de las pensiones de gracia otorgadas por el actual gobierno.
Cada cual tendrá su opinión respecto a la gestión pública del exPresidente Piñera, pero igual se lamenta la pérdida de una persona altamente comprometida con la democracia y el bienestar de Chile. Sebastián Piñera, descansa en paz.
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