El sistema familiar madre-hijo o hija, actúa como un espejo, ambos sintonizados. El poder modelador de la madre, la energía que siente cuando se encuentra con su recién nacido se refleja en el desarrollo del infante. La pediatra y psicoanalista Françoise Dolto, en su libro La Causa de los Niños, refiere que “a través del bebé que no habla se puede comprender lo que la madre no puede decir”.
Recordemos que, durante los primeros días posteriores al nacimiento, son los más agotadores anímicamente. Si bien este cansancio no se presenta en todos los casos, en algunas ocasiones nos encontramos con mujeres que parecen necesitar de un tiempo para comenzar a comprender el universo de la o el lactante. Cada mujer vive los procesos de gestación y puerperio de forma particular, algunas sienten confusión, otras alegría, otras tristeza, amor o culpa. Puede también haber ocasiones en donde todas las emociones se mezclan o una predomine.
A modo de reflexión, desde el área de la psicología, las y los invitó a que, cuando el niño o la niña en sus primeros días de vida esté presentando síntomas como llanto constante, rechazo al pecho materno o reflujo, brindemos un espacio a las madres para que digan aquellas cosas que el lactante está manifestando. De este modo la mujer dadora de vida podrá distender e instaurar un vínculo más fluido con la o el recién nacido.
Para finalizar me tomaré la atribución de sugerir algunos elementos para apoyar la lactancia materna en los primeros días. Si la o el RN no logra tomar el pecho o bien lo rechaza y presenta llantos, pongamos pausa a la lactancia, sostengamos en brazos a nuestro bebé e intentemos contener emocionalmente. Cuando sintamos y observemos que él o ella se encuentra más tranquilo, muy probablemente la madre también lo esté. Allí, en ese preciso momento, podemos volver ayudar a lactar a nuestro pequeño o pequeña.
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