Los resultados del proceso eleccionario realizado el domingo 21, han puesto de manifiesto que el “encandilamiento” del 18-O ha llegado a su fin. Muchos de los que salieron a las calles lo hicieron pensando en que la solución pasaba por hacer cambios radicales y se compraron el discurso de que “cualquier costo” valía la pena. Pero con el correr del tiempo (poco, para ser claros) cayeron en la cuenta de que el costo en violencia e inestabilidad económica les resultaba muy alto.
Entonces… ¿qué es lo que espera la gente?.
La votación del 21-NOV nos dice (al menos esa es la lectura que yo hago) que la gente quiere cambios, pero a costos razonables, en otras palabras, cambios con estabilidad y paz.
Muchos, particularmente la izquierda más radical, leyó que el resultado del plebiscito (80% - 20% a favor del Apruebo) era una “carta en blanco” para realizar los cambios, pero, claramente eso, finalmente, no era así. Ni el 80% estaba a favor de cambios a toda costa, ni el 20% estaba a favor del “statu quo”.
En la vida, la mayor parte de las veces, el camino más sensato es “el camino del medio”, esto es, queremos cambios, pero también queremos paz.
Una forma en que se puede alcanzar este anhelado equilibrio, es que los candidatos a la 2da vuelta moderen sus propuestas y sus planteamientos, y esto normalmente se hace acercándose al centro. El problema es que el mundo político de centro terminó muy disminuido luego de los resultados del 21-NOV, entonces hay allí un desafío muy relevante.
La gente prioriza la estabilidad y la paz, porque ello es necesario para el desarrollo de las familias, pero también quiere respeto y consideración, porque ello permite la dignidad.
Veremos que ocurre el 19-DIC, esperando, de todo corazón, que la opción que los chilenos elijamos sea la mejor para todos y cada uno de quienes habitamos este país, que no hace mucho, era ejemplo de paz y desarrollo.
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