Nadie podría estar de acuerdo con que las personas sean discriminadas, es una pulsión natural desestimar y combatir esos comportamientos que se estiman atentatorios contra la dignidad humana. En este contexto el Estado Chileno reconoce en el artículo 19 N° 2 La igualdad ante la ley, pero la Constitución no se queda allí, sino que en el numeral 3 consagra “La igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos”. Así las cosas, y a modo de resumen somos todos iguales en dignidad y derechos.
Otro de los derechos garantizados por la Constitución, es el derecho a la libertad de conciencia, que se encuentra regulado en el artículo 19 N° 6, derecho que se conoce como la libertad religiosa, esto permite a cada ciudadano elegir libremente profesar una religión o creencia, con los limites de no afectar la moral, el orden público o las buenas costumbres. Este derecho que nos parece tan connatural en otras latitudes genera asesinatos solamente por declararse católicos.
Asi las cosas, en Chile pueden compartir la misma mesa católicos, evangélicos, masones, judíos y un sinfín de credos sin que ello genere un escándalo, es un patrimonio de ser chileno que no se valora, porque se estima connatural y porque esta garantizado.
Si alguna ideología quisiera imponerse y cuestionar los credos, el escudo constitucional no protege. En este contexto civilizatorio, existe un creciente número de alumnos en los establecimientos que no se sienten ni niños ni niñas y se han creado una cantidad interminable de géneros con los que se identifican. Estos niños no pueden ser discriminados y en principio esto es correcto, pero este buenismo es solo el principio de una cuestión que encierra el surgimiento de una creencia totalitaria.
La sorpresa de que ya no existan dos géneros sorprende a los docentes, dado que éstas autopercepciones generan problemas prácticos de que solo existen baños para niños y niñas, pues bien en la practica estos niños que se auto perciben de una manera diferente a su sexo biológico, quieren utilizar los baños del sexo contrario y así una niña biológica quiere ingresar al baño de niños y viceversa, si bien, la ley calla y no resuelve este punto, esta circunstancia entre otras genera un supuesta discriminación porque no se reconoce a raja tabla la percepción de ese niño. Otras situaciones practicas surgen de la convivencia propia de los niños, donde algunos se alejan y otros derechamente los rechazan.
Luego la solución de los establecimientos es contratar supuestos “expertos” en genero quienes imparten hasta ahora charlas a los docentes indicándoles las directrices para que la comunidad educativa asimile estas nuevas visiones y autopercepciones de niños.
Como Chile queda literalmente en el fin del mundo, si observamos lo que ocurre en Estados Unidos o en Europa y en España en particular, el paso siguiente es hacer charlas a los niños, ello con el aparente noble gesto de integrar a los niños que se visten como niñas y las niñas que se visten como niños, los directores de establecimientos contratan a los “expertos” que vienen pagados por el Ministerio de Educación y que pertenecen en su gran mayoría a fundaciones, corporaciones o movimientos, que enseñaran a nuestros hijos el valor de la tolerancia y el entendimiento que los seres humanos somos todos diferentes, por ello resulta plenamente normal que un hombre se vista de mujer y que lejos de sorprenderse es necesario que se tome naturalmente como una manifestación de su esencia y por dignidad de ser humano debe respetarse. Pero no solo eso, ser niño o niña no depende de sus genitales, sino que es una construcción social.
Cuando esto ocurra en Chile, simplemente los padres deben oponerse a las charlas, básicamente porque el Estado garantiza la libertad de conciencia, por lo tanto el director de un colegio no puede enviar a los niños a una reunión donde un “experto en género” pretenda inculcarle so pretexto de la discriminación, una idea que como padres simplemente debe ser desechada dado que la religión no lo permite y el Estado me autoriza a creer que “Dios los creo hombre y mujer”. Sí el “experto” en género cree otra cosa, es perfecto, la Constitución lo ampara, pero su derecho no es más importante que el de un católico o evangélico valen lo mismo, con un pequeño agregado las políticas públicas se toman para la mayoría no para la minoría y de acuerdo a la encuesta Casen 2022 los heterosexuales representan el 98,51 % de la población chilena y los Gays y Lesbianas representan el 1,4 %. Otra fuente es el censo 2024 que incluyo preguntas sobre identidad de género, declarándose trans o no binarios el 0,4 % de la población chilena.
Afortunadamente el mundo esta cambiando y como estamos al final no vaya a ser que hagamos el ridículo defendiendo una ideología en decadencia. La Corte Suprema del Reino Unido, decidido el 16 de abril de 2025 unánimemente que una “mujer” es aquella asignada femenina al nacer, no un hombre que se autodefina como mujer, incluso aunque tenga un reconocimiento registral, es simplemente un hombre, el fallo sostiene que incluir a personas trans dentro de la definición de “mujer” habría hecho que la ley fuera “incoherente e impracticable”.
Mientras en el Reino Unido los baños para mujeres son aquellas establecidas como tales por su sexo biológico al nacer, y por tanto solo ellas pueden ingresar, en Chile entendemos que se trata de un acto de discriminación.
Si el hijo de algún lector esta siendo citado a estos cursos con “Expertos en Género” sepa que se puede oponer, ello porque el Estado no puede imponer una ideología y porque usted tiene el derecho constitucional a creer que Dios los creo hombre y mujer.
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