ACONCAGUA (19/04/2024).- La reciente tendencia de animar imágenes propias con inteligencia artificial (IA) avanza a gran velocidad, transformando la forma en que interactuamos con la tecnología. Cada vez es más común subir fotografías a aplicaciones que prometen mejorar retratos, generar avatares o crear versiones animadas de nuestros rostros. Pero ¿qué sucede realmente con la información que compartimos?
El jefe de carrera de TNS en Informática mención Ciberseguridad del CFT Estatal de la Región de Valparaíso, Franco Cancino, analiza y advierte sobre los riesgos y desafíos de esta tendencia mundial.
¿Qué datos entregamos al subir una foto?
“Cuando subimos una imagen, no solo compartimos la fotografía en sí, sino también los metadatos que la acompañan”, señala Cancino. Estos pueden incluir ubicación, fecha, hora, tipo de dispositivo e incluso información del entorno.
Además, “la propia imagen puede ser procesada por algoritmos de IA para identificar rasgos físicos, emociones o patrones de comportamiento, creando perfiles que muchas veces el usuario no autorizó explícitamente”.
Por otro lado, Cancino advierte que podría llegar a ser riesgoso que una aplicación acceda a nuestro rostro, siempre y cuando exista una mala intención. Dentro de los delitos más graves se encuentran la violación de la privacidad, el robo de identidad y la discriminación algorítmica.
Cómo protegernos
Para identificar si una aplicación es segura, es fundamental fijarse en ciertos elementos. Según Franco Cancino, “una app confiable utiliza protocolos de cifrado como HTTPS y técnicas avanzadas de encriptación para proteger la información del usuario. Además, debe contar con mecanismos de autenticación robustos, como la verificación en dos pasos, y recibir actualizaciones frecuentes que corrijan vulnerabilidades. Por el contrario, una aplicación que opera con HTTP, permite contraseñas débiles o carece de mantenimiento regular representa un riesgo para la seguridad de los datos personales y debe ser evitada”
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