El 28 de enero se conmemoró el Día Mundial de la Acción Frente al Calentamiento Terrestre, una fecha dedicada a concientizar sobre la necesidad urgente de reducir las emisiones de CO2 en la atmósfera para mitigar el cambio climático.
La actual administración de EEUU señaló su retiro definitivo de este convenio, con una eventual reactivación de las empresas que generan CO2, lo anterior podría generar varias consecuencias a nivel nacional e internacional. La potencial reactivación de industrias que dependen de combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, podría resultar en un aumento significativo de las emisiones de CO2. Esto contribuiría al calentamiento global y al deterioro de la calidad del aire. Este eventual incremento en las emisiones contribuiría a intensificar los efectos del cambio climático, incluyendo fenómenos extremos, aumento del nivel del mar, y cambios en patrones climáticos. Esto podría afectar la agricultura, la salud pública y los ecosistemas.
Aunque la reactivación de industrias puede generar empleo a corto plazo, a largo plazo podría ser perjudicial para la economía si se considera el costo de los desastres naturales y la adaptación a condiciones climáticas extremas. Además, las industrias limpias y las energías renovables podrían perder inversión y oportunidades de crecimiento.
La salida de EEUU del Convenio de París podría socavar los esfuerzos globales para combatir el cambio climático. Esto podría desincentivar a otros países a comprometerse con acciones ambiciosas de reducción de emisiones, debilitando el acuerdo y las metas climáticas establecidas, afectando la actual administración como líder en la diplomacia climática. Esperamos que los países más ricos del mundo tengan en cuenta que el cambio climático es un problema global que requiere un esfuerzo en conjunto, por lo que la decisión de un país tan importante de retirarse de acuerdos internacionales puede tener un efecto dominó en otros países y en la capacidad global para abordar las crisis ambientales actuales y futuras. Por lo tanto, las decisiones políticas relacionadas con el clima deben realizarse con un enfoque en la sostenibilidad a largo plazo y el bienestar del planeta y sus habitantes.
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