Don Adán Ramírez nacido y criado en Alhué, sector interior costero de la región Metropolitana, recorre los sitios encajonados de minera Florida, yacimientos de oro descubiertos en el siglo XVI. Mitos y leyendas acompañan a este alhuino de tomo y lomo, quien desde pequeño recibió de sus padres y abuelos la herencia de aprender a percibir como vendrá el clima anual, según los primeros días del año.
En la piel se notan sus creencias. En su libreta respalda los datos que continuamente verifica a lo largo del año. Ya anuncia las lluvias de mayo que imagina abundantes en los caminos amarillentos de subida a los piques, cuando entre espinos y litres se asoman los torunos, zorros y baguales.
En las tierras de Inés de Suarez, en los campos agrícolas, ganaderos y auríferos, se desarrolló una población campesina impregnada de saberes productivos, absorbida por la cultura española y amalgamada con los mitos y leyendas locales. Adán ha crecido en esa tierra, sector El Asiento, donde “el mandinga” ha realizado sus pactos y apariciones. No por nada la localidad en mapudungun significa “alma del muerto “
Dicha influencia conquistadora introdujo las cabañuelas, que son un conjunto de predicción meteorológica a largo plazo utilizado en el centro y sur de España. Otro sistema que se usa también es uno muy similar llamado témporas.
Generalmente son campesinos los que muestran las dotes de observación para los registros del mes de enero, en el caso de Adán podemos agregar características de minero que le otorga mayor orden en los parámetros considerados. No solo aspectos climáticos soportan la teoría, actitud de los animales, cambios en las plantas, intensidad de los astros, dolores extraños de las personas etc. Todo va a la libreta sagrada. Increíblemente sus abuelos Tomás y Rosario debían recordar los datos, pues eran analfabetos.
Los 12 primeros días de enero corresponden en orden ascendente a los meses del año y cada fenómeno natural es registrado por Adán. Temperatura, forma de las nubes, goteos de savia de algunos árboles secos y hasta el orejeo de los mulares podrían implicar una correlación con el pronóstico climático de esta sabiduría popular.
Los siguientes días desde el 13 al 24 se van anotando en orden descendente, se conoce como retornadas, de manera que el día 13 seria diciembre y el 24 corresponde a enero. Indicadores como fases lunares, características del sol, dirección del viento, las estrellas, niebla o simplemente un dolor de huesos de la abuela Charito.
Las últimas dos fases corresponden en primer lugar a los días 25 al 30, donde cada día abarca dos meses, es decir el día 30, sus primeras 12 horas son para noviembre y las segundas a diciembre. El día 31 se divide de a dos horas para cada mes.
Adán, año a año, comprueba sus teorías de cabañuelas y témporas. Camina los filones de la mina y orgulloso muestra la herencia de sus antepasados, sacando lustre de sus genes de alhuino, descendiente del cacique Albalalhue, quien gobernaba estas tierras previo a la entrega de la encomienda de Inés de Suarez
Cuentan unos lugareños que, en noches cerradas de invierno, hogueras espontaneas se encienden en los caminos del mandinga en serranías de Talami. Un escalofrío recorre los cuerpos de los presentes, pero don Adán baja su mirada, como asintiendo que dichas aventuras ya están escritas en sus anotaciones de témporas y cabañuelas…
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