Nuestro país comparte con Argentina una frontera longitudinal de 5.150 km, la tercera a nivel mundial, después de Canadá-Estados Unidos con 8.893 km y Kazajistán-Rusia con 6.846 km. Así de importante también es la relación que ambos países han tenido desde tiempos inmemoriales, no sólo desde que los tratados se han firmado, como solemos pensar regularmente. Ad portas de inaugurar el complejo fronterizo más moderno de Sudamérica, es bueno reflexionar de cómo ha sido esta comunión entre los pueblos allende Los Andes y específicamente el Valle de Aconcagua.
Ya a mediados del siglo XVI, don Francisco Valdivia traía población indígena desde Uspallata hasta el Valle Central de Chile, para reemplazar en parte la población indígena mapuche, que estaba en rebelión. Se trató del pueblo Huarpe, quienes habitaban los pies de monte de la actual zona de Cuyo, pueblo pacífico y sedentario, dedicado al cultivo del maíz, quínoa, porotos, zapallos, calabazas, mate y ajíes. Recolectores de algarrobo y drupas de chañar para elaborar pan y bebidas alcohólicas. Ganadería de llamas, pesca con lanzas y artesanías de cestería. Cabe señalar que aborígenes de Aconcagua, como los Picunches, ya habían tenido muchos años antes influencia en el pueblo Huarpe. En pleno 1600, dichos hombres y familias ya se habían mestizado con la población local.
La explotación minera en Uspallata de plomo, plata y zinc fue importante y vestigios actuales de Paramillos, patrimonio industrial histórico, así lo demuestran. Iniciado en la época precolombina e intensificada, durante la colonización española. Los caminos a Chile se usaban para traer roca molida y procesarla en nuestro país. De tal manera que incas, huarpes, picunches, carretas, llamas, caballos y mulas fueron testigos de las incipientes rutas que ya unían ambos pueblos.
Otro hito histórico de las comunicaciones, a fines del siglo XVIII, se dio cuando el Virrey del Perú y posterior Gobernador de Chile, don Ambrosio O’Higgins, mandó construir las Casuchas del Rey, para uso de los correos reales, que cruzaban la cordillera de Los Andes, uniendo Santiago y Mendoza. Eran pequeños refugios de piedra, que en el lado argentino estaban emplazados en Punta de Vacas, Puquios, Paramillo de las Cuevas y Cuevas y en el lado chileno en La Cumbre, Caracoles, Juncalillo y Ojos de Agua. Importantes funciones tuvieron dichas casuchas en refugiar a los padres de la patria y otros héroes, pero también en el ámbito científico al cobijar a Charles Darwin cuando regresa a Chile desde su importante contribución en la zona cuyana, con el descubrimiento de fósiles correspondientes a bosques de araucaria del triásico, cuya data es de 230 millones de años.
Hacia 1815, el general San Martin y las tropas patriotas chilenas, convirtieron Mendoza, específicamente el sector de Plumerillo, en un gran campamento, preparando la Independencia de Chile, generando un continuo transitar de arrieros, carros, soldados y el ruido incesante del yunque para forjar armamento. En 1817 se cruza la montaña con 4.000 hombres, 10.600 mulas y 1.600 caballos, para completar la epopeya por todos conocida.
Visionariamente, el presidente José Manuel Balmaceda dispuso en 1889 el inicio de las faenas de trazado de un ferrocarril que uniera a Los Andes con Mendoza, consciente de la importancia de unir a los dos países con el más moderno medio de transporte de la época. Su construcción implico un gran esfuerzo de ingeniería, economía y diplomacia. Centenares de obreros de todas las nacionalidades, en particular chilenos, lograron el objetivo, tras casi veinte años de intensa labor, siendo inaugurado el 5 de abril de 1910. El primer pasajero ilustre del Ferrocarril Trasandino fue el presidente argentino José Figueroa Alcorta, quién cruzó la cordillera en este tren, acompañado de toda su comitiva, para asistir a las fiestas del centenario de la Independencia de Chile, en septiembre de 1910.
El último tren de pasajeros circuló el 21 de septiembre de 1979 y en junio de 1984, grandes aludes a ambos lados de la cordillera terminaron por destruir el tramo alto, especialmente del lado chileno, el cual no se reparó más.
En el año 1914, Martin, un norteamericano radicado en Argentina junto al mecánico Otto Johansson abrió la ruta caminera en un automóvil Buick modelo 1912. Prácticamente no existía camino, era solo un sendero y en muchos sectores tuvieron que sacar con barretas enormes piedras de la huella para poder seguir avanzando. Asimismo, debieron recurrir a sostener el auto con cuerdas en las pronunciadas pendientes para no caer al precipicio. La épica travesía duró 87 horas desde Mendoza a Santiago.
Si bien la historia aduanera tiene ya varios lustros, en nuestra ciudad se desarrolla en instalaciones de Rio Colorado para verificar mercancías del tren trasandino, más tarde sube a la alta cordillera, localidad de Caracoles, junto a los otros servicios contralores. Es menester recordar que el SAG se hace presente e importante a fines de los sesenta, pues debe recibir los vagones de animales en pie en el sector El Sauce, proveniente desde Argentina y controlar vehículos y pasajeros en Caracoles. Durante la década del 70 los vehículos debían subir el camino al Cristo Redentor y bajar al sector Caracoles para el control aduanero.
Cabe recordar que en la cumbre había puestos de comercio y oficinas de servicios públicos de ambos países. Aparece hoy como una paradoja que, mientras funcionarios de ambos países trabajaban en conjunto en el paso, a ambos lados de la cordillera se preparaba la guerra, derivada del desconocimiento argentino del Laudo Arbitral. Era 1978 y el túnel ya estaba terminado por el lado chileno, pero vialidad argentina había paralizado los trabajos en su sector, como una medida de tipo defensiva. Muchos testimonios así lo demuestran.
Comienzan los 80 y la historia cambia. El túnel Cristo Redentor se hace realidad y el Complejo Fronterizo Libertadores, abre sus pesadas puertas. Las inclementes condiciones de las instalaciones de piedras en Caracoles se cambian por un gran galpón, oficinas, pistas de inspección de vehículos particulares y buses. Cabañas tipo A, sirven de alojamiento para empleados y funcionarios.
Dicha década estará marcada para siempre por la tragedia del 3 de Julio de 1984, cuando un alud se desplomó del cerro Cabeza del Inca, golpeando el grueso muro de concreto de complejo. La mole de nieve y rocas rompió puertas, ventanas y muros, para luego sepultar las cabañas, llevando consigo 29 personas, entre funcionarios, empleados y turistas.
Fueron años donde el desarrollo caminero, fortalece el intercambio de cargas e ingreso de turistas en época estival. Los horarios de atención eran diurnos y a las 18 horas ya no había movimiento. Se desarrolla la coordinación de los servicios públicos, siempre a cargo del oficial destacado de Carabineros, además la organización conducía a trabajar en conjunto y con mucha camaradería a todos los servicios. Si bien se laboraba de manera independiente con las autoridades argentinas, coordinaciones con Gendarmería, indicaban la forma de trabajo, a pesar del escaso movimiento de vehículos y carga.
La ubicación geográfica del Control Fronterizo, es en El Llano La Calavera, en el km 203 de la ruta CH60, a 2.800 msnm, a 5 Km del túnel y a 64 km de Los Andes. En el límite norte esta la línea de cumbres que va por el sur de la Hoya del Rio Colorado, desde la cota 4475 hasta la frontera con Argentina, pasando por el cerro la Parva y las cotas 4303, 4307,4328 y 4367.Por el sur está la línea de las cumbres que limita por el norte de la Hoya del Rio Juncal, desde la frontera con Argentina hasta la bifurcación de la carretera internacional con el camino El Yeso, pasando por el cerro Cabeza del Inca. Al oriente, la frontera con Argentina, desde la línea de las cumbres, que limita por el sur, la Hoya del Rio Colorado hasta el hito 4140.Al poniente la línea de cumbres que limita por el oriente la Hoya del estero Ojos de Agua, desde la bifurcación de los caminos, ruta internacional y Yeso, hasta la línea de las cumbres que limita por la Hoya del Rio Colorado.
Dicho enclave está rodeado por los siguientes accidentes geográficos: ríos Juncal y Juncalillo; laguna del Inca; cerro Santa Elena de 4.900 m; cerro La Parva de 4.850 m; cerro La Gloria de 4.683 m; cerro Caracoles de 4.328 m; cerro Ojos de Agua de 4.150 m; cerro Cabeza del Inca de 4.000 m. Muy importante es mencionar el gran monte Aconcagua con sus 6.960 msnm, que, siendo argentino, ha sido y será un gran punto de encuentro cuando montañistas de todo el mundo acompañados por lugareños y mulares, van por la siguiente vía: Plaza de Mulas, Semáforo, Piedras Conway, Plaza Canadá, Piedra de 5000, Cambio de Pendiente, Nido de Cóndores, Berlín, Piedras Blancas, Piedras Negras, Independencia, Portezuelo de los Vientos, Gran Travesía, La Canaleta y Cumbre del Aconcagua.
El camino Caracoles, siendo uno de los más peligroso del mundo, especialmente para los camiones que transportan pesadas cargas, al recorrerlo se es testigo de grandes tormentas de nieve, de pistas de esquí espectaculares y de una avifauna única, como son: cóndores; águila mora; patos cortacorrientes, guanacos; zorros; pumas; vizcachas; liebres etc. También uno de los insectos prehistóricos que posee nuestro país, como es el Chinche Molle, de muy difícil observación.
El movimiento de carga, en la década del 90, se incrementa significativamente, lo mismo que el turismo estival y comercio detallista a través de los buses. Ya en año 1996, se inician los ensayos de trabajo integrado en vehículos de carga en la aduana de Punta de Vacas, sector argentino. El año 1998, se produce el encuentro continental de jóvenes católicos, sudamericanos, a bordo de 2.000 buses, atochan los controles para alcanzar dicha cita, celebrada en Chile.
En la década del 2000 y la presente, el comercio internacional con Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay sube significativamente y alcanza los 1.000 camiones por día de entrada y salida. El turismo alcanza máximos de 5.000 autos en ambos sentidos, lo que lleva a un trabajo de mucha coordinación de servicios públicos y privados entre Chile y Argentina.
Cancillerías, Unidades de Pasos Fronterizos ,Servicios Públicos más los Comité de Frontera, en frecuente coordinación logran realizar una serie de medidas como: el trabajo integrado en buses y particulares; creación de declaración jurada, mayor tecnología en RX; incremento de brigada caninas; sistemas de calidad; reforzamiento de los turnos; programación de contingencias; atención documental de cargas en Uspallata, análisis computacional, trabajo en pistas del Llano de la Calavera etc., atenuando tiempos de atención en Libertadores.
En el contexto nacional, los pasos fronterizos habilitados de manera permanente con Argentina, son: Jama, Sico, Laguna Sico, Socompa, San Francisco, Pircas Negras, Pascua Lama, Agua Negra, Sistema Cristo Redentor, Cajón del Maipo, Pehuenche, Butamallin, Pichachen, Pino Hachado, Icalma, Mamuil Malal, Carirriñi, Huahum, Cardenal Antonio Samore, Perez Rosales , Río Manso, Río Puelo, Futaleufu, Río Encuentro, Las Palmas-Lago Verde, Río Frías-Appeleg, Pampa Alta, Coyhaique, Triana, Huemules, Ingeniero Ibañez-Pallavicini, Río Jeinemeni, Roballos, Río Meyer-Ribera Norte, Río Mosco, Lago O’Higgins-San Martín, Marconi, Río Don Guillermo, Dorotea, Laurita –Casas Viejas, Integración Austral, Daniel Posesión, Daniel Frontera, Monte Dinero, Alfa Cullen, San Sebastian, Puerto Willians-Puerto Almanza.
El circuito final de la ruta Sao Paulo hasta Chile, en el Sistema Cristo Redentor, es lo que nos toca como andinos trabajar y observar, de manera que (Los Arboles-Uspallata-Punta de Vacas-Horcones-las Cuevas-Túnel Cristo Redentor-Libertadores–Guardia Vieja-Puerto Terrestre El Sauce) han sido los puntos críticos de solucionar en lo que lleva laborar en frontera.
Son 5.150 km de frontera con Argentina, son 1.000 los camiones de alto tonelaje y tecnología que reemplazaron los antiguos llamados planos, y miles los turistas que circulan por nuestras rutas que caen al Aconcagua, a nuestra ciudad de frontera. Son cientos de años también de relaciones con el país vecino, por eso decimos DESDE HUARPES Y PICUNCHES, BIENVENIDO EL NUEVO COMPLEJO LIBERTADORES MAS MODERNO DE SUDAMÉRICA.
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