Primera parada: Origen
El mural de la estación ferroviaria de Los Andes fue creado por el artista nacional Gregorio de La Fuente, quien obtuvo el primer lugar en el concurso convocado por Ferrocarriles del Estado de Chile para dotar de un mural al recinto. La obra es realizada con la técnica de pintura al fresco y esta firmada el 22 de julio de 1954, con Fernando Sotomayor como pintor ayudante. Con anterioridad, Gregorio de La Fuente había realizado los murales de la estación de Concepción (1943- 1946) y de la estación de La Serena (1952). En ambos casos, sus diseños lograron el premio máximo en los concursos respectivos. La activa vida cultural de Gregorio de La Fuente la permitió ser un actor importante en el Arte Nacional del siglo XX.
Segunda Parada: El Muro
El edificio de la estación de ferrocarriles de Los Andes fue concebido como un lugar de encuentro de diversas actividades importantes para el desarrollo productivo de la ciudad: comercio, aduana, transporte nacional e internacional, tanto de carga como de pasajeros. Las escalinatas de acceso le otorgan mayor altura y un toque teatral que permitió la realización de variadas muestras culturales en dependencias del recinto. El tema al que alude la pintura es la fraternidad chilena-argentina a través de la historia. Lo representa por medio de las dos figuras centrales (un huaso y un gaucho dándose la mano por sobre una montaña formada por próceres de ambas naciones), y las imágenes referidas a los principales hechos que consolidaron la Independencia (el paso del Ejercito Libertador, la Batalla de Chacabuco, Ohiggins y San Martín tras los mismos ideales). El estilo es americanista, responde a la función social que cumple el mural dentro de un edificio público, función didáctica visual en éste caso. Las figuras se representan con las manos y pies más grandes, con los rostros serenos, intensificando la expresividad contenida en cada uno de ellos. La gama de colores implementada, se perfila dentro de los tonos térreos dando al total una apariencia de suave equilibrio. El color está sujeto a la forma y desde ella vibra en cálida armonía.
Tercera Parada: Incertidumbre
El año 2002 la estación fue restaurada en un porcentaje significativo (se encontraba abandonada desde que concluyó el servicio ferroviario de pasajeros entre Los Andes y Valparaíso en 1993), a partir de ese momento sus amplios andenes albergan al terminal rodoviario de la ciudad.
La restauración incluyó el mural y fue el propio Gregorio de La Fuente quién dirigió el trabajo de limpieza y retoque de la obra. Tras 48 años, se produjo el reencuentro entre el autor y su obra. Esta gestión fue impulsada desde el municipio andino, cabe destacar la labor de Luis Rojas y el fotógrafo Marcelo Mella. Una vez concluida la restauración, el mural se reencontraba con las miradas de los andinos que reconocen en él uno de los más importantes patrimonios de la ciudad.
Cuando se trabajaba por realizar una exposición de pintura de don Gregorio en el mismo hall de la estación, el destacado artista fallece y la muestra no se realiza. Entre el 2004 - 2006, es el Ministerio Público el que ocupa las dependencias centrales de la estación, sin embargo, el 2007 esta institución se traslada y el recinto queda, una vez más, abandonado y con un futuro incierto. La propiedad se puso en venta, pero nada se concretizó. La situación de abandono se agudizaba y generaba un evidente y riesgoso deterioro de la infraestructura.
El año 2010, se realizan dos actos culturales en su frontis con la presencia de destacados músicos locales y nacionales con el fin de manifestar la preocupación de la ciudadanía por el destino de este ícono andino. Desde la Municipalidad se establecen las conversaciones con la dirección de ferrocarriles para buscar la formula que permita, una vez más, rescatar la estación y el mural para la ciudad. Resultado de dichas negociaciones, la ONG Hogar, Tierra y Destino, se hace cargo de la restauración y puesta en marcha de un centro cultural. Han pasado dos años y la restauración es casi nula, su estado actual sigue siendo deplorable, y el mural estoicamente sigue resistiendo la humedad, el viento, el frío y todas las inclemencias imaginables.
Sin embargo, en el contexto físico donde se ubica la estación, se están desarrollando relevantes obras inmobiliarias y la construcción de la sede de la UNCO de JJ.VV., lo que generará un nuevo circuito urbano que se interrelacione con la estación y su valioso mural que, cual ave fenix, resurgirá una vez mas desde sus cenizas.
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