El día en que un ciego, finalmente ve, lo primero que tira es el bastón que lo ha ayudado toda la vida. El bastón que alguna vez fue esencial, ahora es visto como un estorbo.
Esta pequeña reflexión ilustra, de manera muy clara, que muchas veces la valoración, ya sea de un objeto, una situación o incluso una persona, está muy relacionada con el beneficio que obtenemos de ellos.
Más allá de si estamos o no de acuerdo, esto se refleja en muchos aspectos de la vida diaria, pero tal vez dónde es más claro, es en el ámbito laboral, donde las personas son valoradas en la medida que son útiles o resuelven algún problema en la empresa, pero cuando esa situación ya ha pasado, o el costo/beneficio ya yo es favorable a la empresa, ésta prescinde sin mayor problema de esa persona. Del mismo modo, la vida nos muestra que cuando una persona fallece, en general sólo su circulo cercano le mantiene en su recuerdo, pues el resto del mundo le olvida y reemplaza fácilmente. En otras palabras, cuando tú te mueres tu familia te llorará por algún tiempo, pero tu empleador te reemplazará rápidamente, tus amistades poco a poco irán recordándote con menos frecuencia, el barrio seguirá su rutina, en resumen, el mundo seguirá funcionando como si nada.
Nuestro paso por este mundo es temporal, finito, todos llegamos, vivimos y nos vamos. Es importante tomar real conciencia de esto, ya que, hacerlo nos permitirá aprovechar y disfrutar cada instante intensamente, y nos ayudará a fijar nuestras prioridades en aquellas cosas o aspectos de la vida que son realmente relevantes. En general vivimos como que fuéramos a vivir para siempre, pero claramente algún día nos vamos a ir de este mundo, y como no sabemos cuándo será eso, debiésemos aprovechar intensamente cada instante.
La cultura en la que estamos inmersos nos presenta como importantes y deseables, incluso imprescindibles, cosas que realmente no lo son. La idea de que “tener cosas” nos hace exitosos, que consumir tal o cual producto nos da importancia o status social, de que determinada marca nos hace ver exitosos, etc… cuando lo que realmente nos hará valiosos para quienes nos importan, es simplemente el ser “una buena persona”, ser amable con los demás, respetuosos, empáticos y, sobre todo, el medir el “éxito” a través de qué tan plenos y contentos nos sentimos con nosotros mismos, independientemente de nuestros logros materiales externos. En otras palabras, debemos ser “exitosos” por lo que somos y no por lo que tenemos.
Entonces, tengamos siempre presente que los seres humanos somos total y absolutamente prescindibles, todos y cada uno de nosotros nos iremos de este mundo y no nos llevaremos nada material, que seremos irremediablemente reemplazados, tal como reemplazamos un fusible cuando ya no sirve más. Si internalizamos y hacemos consciente esto, es indudable que nuestra escala de valores cambiará, que nuestras prioridades cambiarán, y esto nos dará la oportunidad de ser más plenos y más felices.
|