Estamos en presencia de profundos cambios en el qué y en el cómo hacer las cosas, en ámbitos económicos, sociales y tecnológicos, con una variable que no estaba considerada en ningún lugar del mundo, como lo es la actual pandemia, que ha acelerado el proceso natural de adecuación necesaria en las formas.
La revolución industrial precisamente trató de eso, de transformaciones profundas, iniciadas en el siglo XVII y finalizadas a inicios del siglo XX, en donde puede resumirse en el abandono de un modelo agrario de comercio, trabajo y sociedad en pos de uno urbano, mecanizado e industrializado.
La actual pandemia, nos toma por sorpresa, y nos obliga a adaptarnos en forma rápida a un nuevo modelo, uno de no presencialidad, remoto u online. La situación actual obliga a un aterrizaje forzoso a distintos sectores: la industria, la educación, el comercio y otros. Claramente el primero tiene componentes irrenunciables a lo tradicional, pero la educación y el comercio se suben al carro o se verán seriamente amenazados. ¿En qué estado nos encuentra esta revolución, como país y como región, considerando que el virus nos puede acompañar por mucho tiempo, sin fecha de término?
La educación, por lo menos la superior, ha dado muestras de poder llevar las clases presenciales de forma remota. Algo se intuía que el año 2020 no sería un año de condiciones normales para la asistencia al aula física por todo lo que venía pasando desde octubre pasado, y, en función de eso, algunas instituciones se prepararon muy bien en cuanto a plataformas y capacitaron a sus docentes para hacer frente a esa posibilidad, que se transformó en realidad, aunque por una razón distinta.
¿Y nuestro comercio? El imacec de marzo cayó un 3,5% precisamente comparable con octubre 2019, cuando sufrió una caída del 3,4%. La caída tiene que ver con las medidas para mitigar la propagación del Covid 19, con la que las actividades más afectadas fueron los servicios y el comercio. ¿Y cómo no?, si hoy tenemos según el índice de transformación digital de empresas, un promedio de 43 puntos, lo cual revela que el nivel de avance de las empresas en su procesos de digitalización se ubica en un nivel de “ intermedio Digital” es decir la mitad de las empresas de Chile aún se encuentran como principiante digital o inferior, y la otra mitad aún no se suma.
Muchos desafíos vienen, internet se transforma en una nueva necesidad básica en la pirámide de Maslow, si no se cuenta con ello, se queda fuera. El gobierno debe entenderlo y apoyar a los más necesitados a que cuenten con esta tecnología, pues sabemos las implicancias de no contar con ello.
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