Hace algunos días vimos el anuncio de un paquete de medidas, inédito, por parte del gobierno, en apoyo a las Pymes, fundamentalmente en lo que dice relación con aspectos de impuestos, protección al empleo, entre otras. Siguiendo con esa tónica, el gobierno dio a conocer una serie de medidas dirigidas a las familias más vulnerables, a propósito de la pandemia del Coronavirus, por todos conocida.
La primera medida concreta, es la creación del bono Covid-19, que implica la entrega de 50 mil pesos por carga familiar, a todas las personas adscritas al Sistema Único Familiar o SUF. Adicionalmente, se amplía este bono, para alcanzar al 60% más vulnerable de la población nacional, que no son necesariamente usuario del SUF o bien, tienen ingresos informales.
En forma adicional, se establecen beneficios y postergaciones en el pago de las cuentas de electricidad, agua potable e internet, con el objeto de llevar alivio a las familias de menores ingresos.
Si bien el objetivo de estas medidas es generar cierto alivio en los hogares, cuyos ingresos se han visto o se verán mermados por la crisis del Coronavirus, desde el punto de vista económico, estas medidas tienen un efecto directo, dado que se está inyectando liquidez, dinero fresco, a la economía. Siempre se ha dicho que las Pymes son el motor de la economía o que las empresas en general son el elemento gravitante en el desarrollo económico de un país. Esto es real, pero hasta cierto punto, las empresas necesitan una masa crítica de compradores a quién venderles sus productos o servicios. En ese escenario, las “familias” juegan un papel relevante, pues son los consumidores finales de esos productos. En ese sentido, si las familias pierden su capacidad de compra, esto va a repercutir directamente en las empresas, las que al ver mermadas sus ventas, tendrán que reducir costos, por ejemplo, a través de la reducción de personal y así continúa un círculo vicioso.
El gobierno, dentro de sus facultadas y recursos, está tratando de romper este círculo vicioso, que, dicho sea de pago, se está recién formando (y podría ser peor), dotando a las familias de menores ingresos de liquidez, ya sea a través de la inyección directa de recursos, Bono Covid-19, o bien a través de la reducción de costos familiares, como la postergación del pago de cuentas de servicios básicos.
Como reflexión final, a pesar de que nuestro sistema económico se basa en un, a veces feroz individualismo, no se debe olvidar que, independiente de esto, nuestra economía es un como un delicado ecosistema, todos los participantes están, directa o indirectamente relacionados, por lo que, si uno de ellos falla, todo el ecosistema se verá, de mayor o menor medida, afectado. La única forma de salir adelante, es trabajando todos juntos.
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