Dirigimos estas palabras de una manera de enaltecer a Quito, una persona abierta y cariñosa, un ser humano como todos con debilidades y virtudes. Pero en honor a la parte que nosotros conocimos de él, y ante la imposibilidad de no poder despedirlo le debemos estas palabras. Qué pena no poder ir a despedirlo Hace 18 años. Sea como sea creyó en un par de jóvenes de 25 y 27 años recién egresados de la universidad en ingeniería en administración.
Creyó en que juntos harían algo que él veía difícil de hacer, trabajar un Restaurant que había construido. Pero al correr un mes ya no quería más guerra y quería arrendar, y ahí estaba mi padre Jorge Eriza Palacios con su visión comercial, para decirle yo lo trabajo. Pero el “yo” lo trabajo se refería a “Marcos Eriza Herrera y Jorge Eriza Herrera”.
Sea como sea, él creyó en nosotros y en honor a eso escribo esto. A pesar de todo, en plena crisis asiática y a pesar de las falencias que tenía el local lo sacamos adelante. Gracias por tu mirada noble y benévola en esta situación. Y También gracias al duro trabajo y esfuerzo, pudimos salir adelante.
Agradecer a lo buena persona que fuisteis y gracias a esa oportunidad que nos distes. Bueno todo esto ya hace 18 años. En fin, el Restaurant se hizo nombrado en Chile entero e incluso a ambos lados de la cordillera. Y también , nosotros nos pudimos desarrollar tanto como personas y empresarios. Nuestro más sentido pésame a su familia en especial a su Señora Gabriela, y sus hijos Rodrigo y Maureen. Nuevamente gracias, nos despedimos hasta siempre Quito.
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