El fin de semana pasado en Plaza de la Dignidad, un grupo de chilenos desplegó un lienzo pidiendo participación en el proceso de elaboración de la nueva Constitución, eran los ciudadanos afrochilenos. Tras ello, fueron al congreso a hacer presencia para alertar que, en el país, también hay comunidades tribales y una cantidad no censada de chilenos que en su ADN tienen herencia africana y que en todos nosotros, hay presencia e influencia de una historia y cultura escasamente reconocida.
Contrario a lo que muchos creen, el aporte afrodescendiente ha estado en Chile desde el descubrimiento, la colonia e importantemente desde la independencia, pero a nuestra sociedad racista le ha costado aceptar esta realidad, e insiste en ‘blanquearse’, a pesar incluso de recientes investigaciones genéticas que demuestran la existencia de estos ancestros en ocho ciudades del país.
En la discusión política actual en que ha sido tan difícil incorporar la paridad de género y los pueblos originarios, en ningún momento se ha ‘deslizado’ siquiera la participación de los afrochilenos, dejando así de lado otro sector que nutre nuestra diversidad.
Es por ello, que desde lo que implica la constitución de un nuevo país, donde pretendemos superar las exclusiones, segregaciones e injusticias, es que cabe que incorporemos a estos otros chilenos, y valoricemos su aporte y la ‘negritud’ que todos llevamos.
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