El concepto de emprendimiento es contagioso. La palabra está en todos lados: en la publicidad, en la educación, en las políticas de Estado, en los discursos papales, etc. Parece la salida natural al desempleo, pero hay que tener cuidado. Antes de lanzarse al vacío con una idea, hay que procurar tener una red de seguridad. Sobre todo, cuando quien se aventura es una persona de mediana edad, con hipoteca y cargas familiares, no se puede apostar todo a un número. Siempre hay que tener un plan B.
Querer estar en la cima requiere sacrificios y puede estar asociado a estrés. El arrojo empresarial, con frecuencia paraliza dudas, inseguridad y miedo al fracaso. Del otro lado, el éxito puede ser adictivo. Por eso es necesario siempre tener en cuenta que cuanto mayor es el éxito, más personas dependen de ti y más cosas están en juego si fallas. No hay que desmotivarse, pero sí ser realista. Decidir emprender no debe ser algo apresurado, porque no es fácil.
Hay una sensación de aislamiento bastante profunda. Todos estamos acostumbrados a formar parte de un grupo de referencia. Cuando eres un empleado de un negocio establecido, tienes colegas. Cuando estás en la universidad, compañeros de clases, pero cuando inicias un negocio, prácticamente estás solo. Si tienes suerte, podrías emprender junto a un socio o cofundador, pero eso es todo.
Muchos negocios brindan un estilo de vida y un empleo, pero no proveen bienestar económico. Por ejemplo, muchos probablemente se llevan a casa un ingreso que no es mayor que el que obtendrían como empleado de una empresa. Eso es importante de entender, porque casi siempre pensamos en los emprendedores como personas con dinero, pero la realidad es que muchos de ellos tienen otro empleo paralelo y les cuesta ser rentables.
Generalmente se requieren muchos años para construir un negocio. Incluso Facebook existió cinco años antes de ser rentable. Consolidar su negocio, es la tarea pendiente del emprendedor porque muchas veces carecen de una visión a largo plazo y se conforman con resultados inmediatos.
Se debe administrar personas, proveedores y clientes. Debes tomar decisiones difíciles. Eres el que comunica las malas noticias y el que encuentra los problemas a resolver. Administrar gente no es fácil, y no siempre es algo natural. Sin embargo, es parte crítica para ser un emprendedor y un líder exitoso.
En conclusión, si amas lo que haces y te encanta tu negocio, ser emprendedor puede ser algo increíble. Crear un negocio puede ser la mejor cosa en el mundo, si puedes disfrutar de ello. Si lo estás ejecutando en el suelo, sacrificando tu familia, la vida, las cosas que te gustan y tu salud, no valdrá la pena.
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