Por desgracia, nos estamos acostumbrando a que nuestros líderes (del tipo que sean) pocas veces honran su discurso con sus acciones, y esto me viene a la mente a propósito del desgraciado episodio que, en un video, se muestra al diputado Boric recibiendo y mostrando con mucho beneplácito (por decir lo menos) una polera con la imagen del Senador Jaime Guzmán asesinado.
Por el tipo de imagen que se usa para el festinamiento, la acción es ya de un gusto dudoso, en donde el respeto por un Senador de la república asesinado es nulo, y sin ninguna consideración para su familia y seguidores.
El Diputado Boric no es cualquier persona, el representa a la gente, a sus votantes, ante la institución máxima de la expresión democrática en el país, cual es el Congreso Nacional, por lo tanto todo su accionar público tiene un componente político, tiene un impacto público y mediático, lo quiera o no, entonces él y todos los miembros del Congreso deben actuar de manera mesurada, reflexiva y teniendo siempre en cuenta el bien superior de Chile, lo cual, por cierto, está ausente en este episodio.
El Diputado Boric, ha esgrimido la defensa de los derechos humanos como una de sus banderas de lucha, de modo que resulta sumamente contradictorio que no demuestre con hechos que su posición es irrestricta e independiente de quién sea la persona, ya que nadie podría pensar que el mofarse de la imagen del Senador Guzmán asesinado sea un acto de respeto. Cabe preguntarse, entonces, y sin ningún ánimo de “empate”, sino sólo como ejercicio de sentido común: ¿cómo habría reaccionado el Diputado Boric y la izquierda si la polera hubiese mostrado, por ejemplo, la imagen del ex Presidente Allende con su cabeza en una bandeja?
De verdad espero, por el bien de nuestra sociedad, de las generaciones que vienen y, en definitiva, del bienestar mental del país, que situaciones como estas no se repitan, pero a la vez, debo decir que no soy optimista al respecto, creo que difícilmente esto ocurrirá, pues hay un sector altamente ideologizado que ha reiterado, en los hechos, que valida la violencia como medio para alcanzar sus objetivos a cualquier precio, y que el bien social y comunitario de nuestro país no es una de sus prioridades.
Las disculpas del Diputado Boric son aceptadas y apreciadas, pero son absolutamente insuficientes ante el impacto y alcance de su grotesca acción, en otras palabras, sus actos invalidan absolutamente su discurso.
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