La información y la tecnología han tenido un avance significativo, y en el ámbito turístico no es la excepción. Con la masificación del internet y los múltiples plataformas de la información, el usuario se transformó en un agente informado, y las redes sociales en un componente que ha tomado gran importancia en la última década, convirtiéndose en su recurso más explotado. Las redes sociales en su estructura están compuestas de individuos con intereses en común y que desarrollan preferencias de consumo e información similares, demandando que las empresas y los destinos presten mayor atención a la promoción y difusión digital.
Las nuevas tecnologías en la oferta turística han dado al usuario el poder de ser él quien defina cómo quiere viajar y bajo que condiciones, estableciendo canales de comunicación directos entre oferta y demanda.
Es aquí en donde las redes sociales se han convertido en la clave debido a su naturaleza democrática, permitiendo la elaboración de nuevas estrategias de marketing guiadas por los mismos usuarios, quienes basan sus decisiones en las impresiones de sus pares, que comparten todos los aspectos de sus viajes en las redes sociales. Así, se está dando mayor énfasis a un concepto conocido como el “momento cero de la verdad” (Lecinski, 2011), en el cual el usuario toma una decisión informada, basado en su investigación previa acerca de los destinos y sus actividades. En esta búsqueda es deber de las marcas proporcionar información relevante, actualizada y de fácil acceso, relacionada a los destinos turísticos, incorporando contenido audiovisual y escrito. Este componente es el que aprovechan hoy muchas empresas de la industria del turismo para promocionar sus marcas, crear concursos, movilizar usuarios, y crear contenidos que son viralizados, lo que expande su llegada a los diversos clientes.
Uno de los mayores retos que han enfrentado las marcas es el análisis del contenido que los mismos usuarios intercambian en la red. El turista 3.0 o turista colaborativo, debe su nombre a la interacción que el mismo produce en los medios digitales en pro de difundir la mayor cantidad de información de su experiencia de viaje. Este turista no está solamente abocado al uso de las tecnologías, aunque las herramientas que estas le proporcionan son fielmente utilizadas por él, sino que su gran diferencia con el turista 2.0, en la intención de que su experiencia de viaje sea única (Urry & Larsen, 2011).
En la actualidad aun no existe un método de evaluación para este contenido, si bien, se han realizado numerosos esfuerzos por cuantificar esta información, basándose en likes, comentarios y en la información que cada uno de ellos comparte, no existe una metodología clara que nos permita cuantificar los sentimientos de los usuarios.
En nuestro país es posible ver muchas iniciativas de gestión turística y de promoción basados en redes sociales y en la web, un buen ejemplo es la realizada por la página Chile Travel, gestionada a partir del Ministerio de Economía y SERNATUR, cuya cuenta de twitter y facebook concentran mas de 25 mil seguidores, y que proporciona diversos atractivos de todas las regiones de nuestro país, destacando los sitios con mayor afluencia de turistas. Otra iniciativa es la realizada por la región de Aysen y SERNATUR, llamada Recorre Aysén, busca promover la región de Aysén poniendo énfasis en resaltar los atractivos turísticos propios de la zona.
Por último, y acercándonos mas a la región, se encuentra Aconcagua Travel, iniciativa desarrollada por la Corporación Pro Aconcagua, que busca consolidar y posicionar la marca Valle del Aconcagua, usando entre sus herramientas a las redes sociales, de manera de captar a los turistas con la zona, a través del desarrollo del turismo rural y de montaña.
Como se puede ver, la gestión turística se ha visto intervenida por las nuevas tecnologías y en su evolución, las redes sociales han tomado un papel protagónico en la difusión de los destinos.
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