ACONCAGUA (14/11/2012).- De acuerdo a un estudio elaborado por la Universidad Pedro de Valdivia, en Chile el suicidio es la segunda causa de muerte de las personas entre los 10 y 24 años de edad.
Este estudio es de especial relevancia para nuestra zona, dado que lo que va transcurrido de este 2012 se han producido 31 casos de suicidios, de los cuales 9 corresponden a personas de entre 10 y 26 años
Según datos publicados por la Organización Panamericana de la Salud, el suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes entre los 15 y los 19 años y se mantiene al alza, es por esta razón que la entidad académica elaboró un estudio que busca prevenir a padres y cuidadores sobre los riesgos del suicidio adolescente y cómo puede ser abordado desde distintas aristas para evitar su ocurrencia.
Según el psicólogo de la Universidad, Martin Casassus, “La Encuesta Nacional de Salud 2009 – 2010, muestra que la prevalencia de sintomatología depresiva es de un 14% en la población adolescente, por lo que el suicidio juvenil debe no sólo ser incluido como una prioridad sanitaria, sino que debe tener recursos y políticas concretas asociadas a su abordaje.”
De acuerdo a los datos del Ministerio de Salud, el objetivo al 2020 en esta materia es disminuir la proyección de la tasa en un 15%.
SEÑALES DE ALERTA EN EL COMPORTAMIENTO ADOLESCENTE.
Ante estas alarmantes cifras existen algunas señales de alerta que los padres deben tomar en cuenta como cambios bruscos de conducta sin causa aparente, abuso del consumo de alcohol y drogas, comportamientos autoagresivos o contra terceros.
Asimismo, los padres deben evitar caer en un chantaje emocional a sus hijos o amenazarlos con el retiro del cariño o con el abandono: “si vuelves a hacer eso, no te voy a querer nunca más”, “si haces eso otra vez, me voy a ir”, son ejemplos.
Tampoco se debe denigrarlos o humillarlos con palabras hirientes como “¿Qué te pasa, eres tonto?”, “le voy a contar a todos tus amigos lo que hiciste.”
De acuerdo al estudio de la Universidad Pedro de Valdivia, existen algunas condiciones relacionales familiares que pueden ser protectoras frente al desarrollo de una sintomatología depresiva o de comportamientos suicidas (ideación, intento o consumación), en los que hay que poner atención. Según el psicólogo, Martín Casassus, “es importante saber que estos factores no son independientes uno del otro, sino que se desarrollan en la relación entre ambos.”
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