En nuestra cultura y por fuerte influencia de la religión, se ha considerado históricamente a la autopostergación como un valor y vemos a íconos altruistas como ejemplos a seguir por toda persona que quiera ganarse el cielo o la aprobación social. En primer lugar, la autopostergación se puede entender como la acción de superponer la satisfacción de las necesidades de otros por sobre las nuestras por las razones que sean. Ejemplos de esto lo podemos encontrar en personas que son capaces de sacrificar su salud por cuidar la de otra, o la no gratificación de necesidades de esparcimiento, estima o incluso sus necesidades básicas en pro de satisfacer completamente las necesidades que le manifiesta un ser “querido”.
Como pueden ver, este fenómeno es muy amplio y puede ir desde un simple “no me voy a juntar con mis amigas porque a él le puede molestar”, hasta un “prefiero operarme más adelante porque ahora le tengo que pasar plata para que se compre sus cosas”. Esto es muy común en cuidadores de pacientes que se encuentran en situación crítica, en donde por cuidar a su ser querido afectado por la enfermedad, son capaces de poner en segundo plano el trabajo, su salud o su familia. El problema de esta situación es que por una parte el cuidador termina pagando un precio completamente innecesario, y por otra parte, se da la siguiente sentencia que hasta parece un trabalenguas: “un cuidador descuidado no puede cuidar bien de otro que necesita de sus cuidados”, en síntesis, termina transformándose en una persona dañada e ineficiente como cuidador.
Las razones por las cuales una persona puede ponerse a si mismo en segundo plano pueden ser múltiples, por ejemplo, el “amor”, la culpa, el compromiso moral o la satisfacción secundaria. Sin embargo, y anexando esto a su etiología religiosa, esto puede ser algo contradictorio si consideramos que el primer mandamiento del señor dice “ama a tu prójimo como a ti mismo”, y no “más que a ti mismo” ya que esto también sería un incumplimiento al mandamiento.
Quiero recalcar el costo físico y/o emocional que esto puede traer para la persona que lo hace, no por nada, según la Corporación Nacional del Cáncer, la autopostergación es uno de los principales factores emocionales presentes en pacientes que desarrollan un Cáncer.
A pesar de todo lo anterior, la autopostergación puede verse como un fenómeno muy tendencioso si consideramos un principio muy utilizado por los psicoanalistas, el cual corresponde al del “hedonismo primario y secundario”. Estos conceptos hacen referencia a que de forma directa o indirecta, todas, absolutamente todas nuestras conductas están orientadas a producirnos un placer, el cual puede ser en muchos casos muy sutil e implícito. De esta manera, la autopostergación al ser una conducta como cualquier otra, no estaría ajena a este principio, por lo tanto sería razonable cuestionarse que tal vez detrás de una acción aparentemente altruista existe un placer hedónico asociado ya sea al sentirme capaz de cuidar a otro, la aprobación social o familiar, o incluso el liberarme de culpas, ansiedades u otros yugos que me dificultan ser feliz ante una persona que necesita de mis cuidados o mi preocupación.
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