Gran repercusión tuvo el discurso de Nayib Bukele, nuevo presidente de El Salvador, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Bukele, a quien se le ha llamado “el primer millenial en acceder al poder”, hizo una apasionada defensa de las redes sociales sociales como instrumento de comunicación política.
En opinión deL joven mandatario, “el mundo ya no está en esta Asamblea, sino en la red”. Instituciones y formatos como el de la Asamblea General de la ONU están obsoletos a su juicio. Si no cambian, pueden correr el mismo destino que “Blockbuster, Kodak y los dinosaurios”, ejemplificó Bukele.
“Todos los discursos pronunciados esta semana en esta Asamblea tienen menos audiencia que el video de un youtuber famoso”, recalcó el líder salvadoreño. Bukele hizo hincapié en los recursos que se ahorrarían en viajes y conferencias si la comunicación política entre los mandatarios, y entre éstos y la ciudadanía, se hiciera a través de las redes.
Las redes sociales permiten efectivamente una “nueva forma democrática de comunicación”, según el presidente salvadoreño. Masifican la comunicación y permiten que cada ciudadano del mundo pueda hacer llegar su voz y su opinión en torno a los más variados temas.
Pero esta virtud encierra un peligro: el que se confunda la democratización de las comunicaciones y el mayor control social que permiten las redes con la desaparición de la política. Esto no va a suceder. Siempre van a existir instancias, instituciones y grupos de poder que tomen decisiones políticas. Las redes los pueden controlar y fiscalizar mejor, pero nunca reemplazar y menos eliminar. Es algo que debe ser tomado en cuenta por la ciudadanía.
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