Carlos Ponzi, fue un italiano que emigró a Estados Unidos, lugar donde materializó su famosa estafa piramidal a principios del siglo XX.
Alrededor de 1920 este “hombre de negocios” prometía a sus inversionistas un interés del 50% en 90 días. En un principio todo funciono bien, pagando religiosamente los intereses. El problema estaba, en que éstos se pagaban a los inversores más antiguos con los depósitos de los más nuevos.
En Los Andes, Rodríguez y Asociados le decía a sus clientes “cuidamos tu inversión como si fuera nuestra”, fatídico eslogan que quizás transparentaba las verdaderas intenciones de esta empresa, que así como Ponzi en 1920 daba entrevistas al The New York Times, Carlos Rodríguez hacía lo suyo en el Diario Financiero en 2015.
La pregunta que surge es, ¿por qué caemos nuevamente en este tipo de fraudes?. Desde mi perspectiva, creo que la respuesta está en varios factores: la natural necesidad de sobrevivencia, la codicia y el principal, la falta de educación financiera, es decir, no basta con comparar los intereses que entrega el banco respecto de los que me ofrece el mesías de turno, es menester obtener un conocimiento acabado y construirnos una opinión propia de lo que nos ofrecen.
En los Andes, las viudas hipotecaron sus casas, los jubilados apostaron sus ahorros y otros que simplemente creyeron que sería un buen negocio. Hasta el momento, han perdido todo lo invertido, algunos retiraron algunos intereses y otros decidieron seguir apostando capitalizando para aumentar su base de calculo futura.
Lamentablemente para los andinos estafados, la mala suerte en los negocios no termino ahí, sino que ésta también alcanzó y destruyó su estrategia legal, ya que el abogado que los representaba en la demanda contra los hermanos Rodríguez, el ex alcalde (DC), Mauricio Navarro, fue formalizado por tráfico de personas.
Espero que tengan mejor suerte en el amor.
|
.jpg)
.jpg)
