Martes, 23 de Abril de 2024  
 
 

 
 
 
Opinión

Apocalipsis central y desarrollo

Por Omar Villanueva Olmedo.                                                                                                               

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Las variaciones de la Tasa de Política Económica (TPM) se suponen que están relacionadas con la inflación y el crecimiento de la economía nacional para el desarrollo, o sea, una acción que se toma de manera de proteger a toda la comunidad sobre las variaciones de los precios y del producto interno. ¿Se baja la TPM cuando los precios suben y cuando se quiere que crezca la economía?

Breve historia de la TPM, el IPC y el PIB: (1) entre el 14 de marzo de 2014 y el 10 de este mes (63 meses) se ha cambiado la TPM 13 veces. Durante todos estos años la TPM fue bajada, desde el 4% al 2,5% de hoy, con cuatro excepciones. La TPM fue inferior al IPC durante 40 de los 63 meses transcurridos, y fue superior sólo en los 23 restantes y (2) que durante el período 2014 a 2017 – de cuatro años - el crecimiento del PIB fue en promedio 1,73% anual y la TPM fue en promedio 3,24%.

(1) O sea, la hipótesis de que si se baja la TPM se impulsará el crecimiento de la economía, simplemente no ocurrió durante 4 años y de eso hace poco tiempo, cuando se aseguraba que en cuestión de un semestre la economía tomaría su ritmo de crecimiento. Y pasaron los dos primeros semestres de 2014 con 3 bajas de la TPM y el crecimiento del PIB pasó de crecer de un 4% a sólo un 1,8%, mientras el gobierno de turno hacía sus reformas. Luego, el año 2015, pasó el tercer y cuarto semestre en que la TPM se subió dos veces y el PIB creció en 2,3%. En el año 2016 se mantuvo la TPM y el crecimiento del PIB bajo a 1,3% y el gobierno seguía con sus reformas y, finalmente, el 2017 se bajó 4 veces la TPM y el PIB creció en 1,5%.

Y lo curioso es que en esa época no había ni Trump, ni había profusión de noticias apocalípticas como: “el peor desempeño de la economía mundial, o las caídas en las bolsas, las bajas de las tasas de interés de largo plazo, la apreciación del dólar, la disminución de los precios de las materias primas, la ralentización importante del comercio global, la desaceleración de la inversión en maquinaria y equipos y las exportaciones, ambas por debajo de lo previsto”.

(2) asimismo, durante casi 4 años los ahorristas perdieron valor de su dinero y, en cambio, otros segmentos del mercado, en especial instituciones financieras, percibieron su legítimo interés positivo, en parte, a costa, de las pérdidas de los primeros.

Futuro de los efectos de la TPM: pero ahora no se sabe si esta baja de la TPM del 3% al 2,5%, un 17 por ciento, será una acción que lleve a mejorar los resultados del país en términos de inflación y/o de crecimiento de este año o de los próximos.

¿Cuánto es capaz de reaccionar la inflación y el PIB frente a las variaciones de la TPM? ¿Es decir, de una decisión que tiene por propósito influir sobre dos variables que están completamente alejadas del ámbito de control del decisor? Con esto se muestra que el manejo de la TPM ha mostrado tener una reducida relación con el crecimiento económico, porque éste se debe a muchos otros factores que están fuera del alcance de la autoridad, por lo que se sugiere se cambie el modelo vigente o se elimine o se deje que el mercado determine su “precio” por la oferta y la demanda, como es el caso de tantos otros precios de intangibles.

Las noticias como la de baja de la TPM sólo sirve para relegar el verdadero deseo de los ciudadanos que es vivir en un país que deje el subdesarrollo de una vez por todas. Por eso, lo que se echa de menos que la atención no se centre en dos aspectos que son críticos para el país: (1) que se trabaje para llegar a ser un país desarrollado y (2) que se revise el o los programas de modernización del país en relación a los cambios tecnológicos e innovaciones que serán fundamentales en la concreción de históricas aspiraciones nacionales. Lo que realmente importa es tomar decisiones que permitan llegar a ser un país moderno y desarrollado de una vez por todas y esto tiene como condición - necesaria - aunque no suficiente - un crecimiento sostenido del PIB superior a 5% anual, como ya se ha hecho en el pasado. 

Sobre esto último están en deuda, primero la clase política toda que parece no entender la importancia de este crecimiento económico superior y la clase empresarial que debe presionar e insistir que para que se den las condiciones para la modernización e innovaciones necesarias para atender las necesidades nacionales y, también y las demandas de la población mundial que es dueña de más del 80% del PIB mundial y con quien el país tiene amplios acuerdos comerciales vigentes como mercados potenciales para lograr nuestro desarrollo económico integral… para todos.


 
 
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