Viernes, 29 de Marzo de 2024  
 
 

 
 
 
Opinión

La marcha de la dignidad y el show de la vergüenza

Por Benigno Retamal R.,  Abogado y  ex Gobernador de Los Andes.

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Una falta de respeto, una vergüenza y, sin duda, una brutal provocación. Todo eso define el desafortunado show municipal que se llevó a cabo este 8 de Marzo en nuestro parque urbano, una desubicación absolutamente reñida con el contexto social que vive Chile y el mundo.

Con un show financiado con dinero de toda la ciudadanía andina, la autoridad dio la espalda a un movimiento transversal de mujeres que levanta la voz para decir basta a los abusos, repudiar la violencia y superar los nefastos estereotipos de la cultura machista.

Fueron millones gastados sin justificación, con claro afán propagandístico y de lavado de imagen. Cabe recordar que la gestión alcaldicia tuvo un verano para el olvido, con obras a medio terminar, anuncios sin cumplir, polémicas licitaciones, delincuencia y cesantía comunal al alza. La guinda de la torta fue la impresentable reacción ante el nuevo derrame de Codelco. Nada mejor que dar vuelta la página con un show farandulero.

En una ciudad donde las necesidades sociales abundan -como las de las mujeres víctimas de agresiones o las que buscan apoyo para sacar adelante sus hogares-, el valiente rechazo demostrado por las manifestantes en el parque, fue un llamado de atención para que se tenga presente que este tipo de numeritos ya no son aceptables.

Pero lejos de reconocer su error, la administración municipal activó de inmediato sus dispositivos de defensa en redes sociales y medios de comunicación, intentando justificar lo injustificable. La estrategia fue victimizarse y descalificar la manifestación. El oprobio del ofensor haciéndose el ofendido. Lo más curioso: asegurar que "compartimos plenamente muchas de las demandas del movimiento 8M", una declaración que raya en la hipocresía.

Es cierto que un sector no entiende las reacciones contra la autoridad, algo que no debiera sorprendernos. Los estereotipos machistas, la banalización y cosificación de lo femenino y, especialmente, el miedo atávico al cambio que sufren muchos chilenos y chilenas como herencia de una cultura patronal y ultraconsevadora, hacen que cualquier tipo de manifestación en contra de lo oficial cause incomodidad. La historia de los movimientos sociales ha sido siempre un juego de atrevimiento contra sumisión.

Pero algo está cambiando. Las millonarias asesorías del municipio para pagar "expertos en redes sociales", sumado a recurrentes gastos en publicidad y producción de eventos, ya no sirven frente al enojo ciudadano.

Lo de este viernes en Los Andes será recordado como un hito que marcará un antes y un después. La equidad de género, la sustentabilidad ambiental, la probidad en el uso de los recursos públicos, la transparencia y la participación, son parte del cambio que viene en nuestra ciudad. Un cambio incompatible con conflictos de interés entre autoridades y empresas, un cambio que se atreve a manifestar su inconformidad y que tiene a las mujeres como sus principales gestoras.

 


 
 
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