Llevo un poco más de 15 años enfermo de una malformación arterio-venosa en el rostro. Más allá de lo estético, hace un par de años comenzó a poner en riesgo mi vida con hemorragias importantes y dolores que hacían muy difícil tener una calidad de vida siquiera “aceptable”. En el mismo periodo, y luego de tocar puertas en Chile y otros países, nos quedamos sin opciones y con el inevitable diagnóstico de morir en pocos años. Sin embargo, en 2017 apareció desde la FALP (Fundación Arturo López Pérez) una alternativa que ha representado la oportunidad para seguir viviendo y tener una calidad de vida más feliz. La opción era poco riesgosa y altamente efectiva pese a lo “experimental” del caso. El único problema es que el costo monetario (8 millones) no es una opción para mí y mi familia. Por lo mismo, y luego de realizar el tratamiento que va con éxito avanzando, como familia nos vimos obligados a realizar las actividades que desgraciadamente todo enfermo en Chile está acostumbrado a hacer: rifas y bingos.
Este pasado sábado 08 realizamos un bingo solidario en el Liceo América de Los Andes. Contamos con la colaboración de colegios, empresas y personas particulares. Entre ellos quisiera agradecer, primero, a todos quienes asistieron el sábado, muchos sin conocerme dispusieron de su tiempo y mejor ánimo para colaborar; al concejal Juan Gregorio Montenegro quien nos apadrino y permitió que se nos abrieran muchas puertas. A los liceos América y Santa Clara y sus respectivos directivos, quienes de forma inmediata colaboraron con espacio y materiales; a “PinguerBike”, “Bon Appetit” y “Farmacia El Condor” todos administrados por empresarios locales que de forma desinteresada colaboraron notablemente; y a muchos otros particulares que sin conocerme se acercaron a ayudar de diversas formas.
El bingo fue un éxito, llenamos el local, vendimos todo y reunimos una cantidad que nos permite saldar rápidamente 5 de las 20 cuotas que FALP nos permitió pactar.
Más allá del dinero, me ha llenado el corazón toda la voluntad de la comunidad. Los Andes aún se articula como comunidad de personas, un pueblo que acude al llamado de uno de los suyos. Sin conocerme, sin haber entablado jamás una conversación conmigo fueron muchos los que se acercaron a participar o previamente donaron premios y dinero. Sin duda el monto reunido nos ayuda con familia enormemente, pero todo el amor reunido en ese día y en los días previos es sin duda un golpe de energía tanto o más poderoso que lo material.
Como mencioné ese día, cuando vemos casos así en Tv: personas enfermas que necesitan ayuda, colaboramos siempre. Pero cuando nos toca vivir esta situación personalmente es cuando recién logramos dimensionar lo complejo del asunto, lo desgastante pero también lo bello de poder generar instancias así en donde una comunidad de forma desinteresada y por el solo hecho de compartir un territorio y quizás algunas vivencias, acude con amor al llamado de ayuda.
Los abrazo Los Andes con emoción y la promesa de continuar haciendo todo lo que mi energía me permita para superar esta enfermedad.
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