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Pesar por fallecimiento del Presbítero Eugenio Duque Norero, párroco de San Antonio de Padua de Almendral

Por casi 17 años realizó su servicio pastoral en esta parroquia rural con sabiduría, buen humor y una piedad profunda, siendo un hombre sencillo,  cercano y acogedor.

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ACONCAGUA (22/03/2017).- Pesar ha causado en la comunidad católica del valle de Aconcagua el deceso del presbítero Eugenio Duque Norero, párroco de la Iglesia San Antonio de Padua en el sector de El Almendral

Sus restos están siendo velados en el templo parroquial y sus funerales se realizarán mañana jueves 23 de marzo a las 11.00  Hrs. en el mismo lugar, donde se celebrará la  eucaristía presidida por Mons. Cristián Contreras Molina, OdeM, Obispo de la Diócesis de San Felipe, acompañado por el clero de la Iglesia de Aconcagua, familiares, amigos y fieles de la comunidad de Almendral.

Reseña biográfica Padre Eugenio Duque Norero

Nació en la ciudad de Limache, el 14 de febrero de 1940. Fue el primer hijo de don Ramón Duque Rodríguez y doña Ana Cirila Norero Vigliansoni,  sus primeros años los vivió en el Fundo Santa Cirila, en Limache, junto a sus padres y a su único hermano.

A los pocos años entró al Seminario Menor en Valparaíso, estando ahí se enfermó de tuberculosis pulmonar, por lo que tuvo que dejar el Seminario, para recuperar su salud.

Más tarde se fue a vivir a Santiago y estudió en el “Colegio Luis Campino terminó su Enseñanza Media y  luego de eso se dedicó a viajar por diferentes países de Europa.   De regreso a Chile, estudió Pedagogía en Francés en la Universidad Católica e hizo clases en varios colegios, entre ellos el Liceo José Victorino Lastarria de Santiago, en el  Colegio “Nido de Águilas”, creando  el Departamento de Francés.

Sin embargo,  Dios le tenía otros planes, lo volvió a llamar,  tocando  su corazón,  el Señor le regaló el don tan esperado de ser “sacerdote para siempre” un 14 de diciembre de 1990.

En Chile, estuvo en el Liceo y Parroquia de El Melón, luego viajó a España;  en la ciudad de Vittoria, donde el General de la Orden Carmelita lo llamó para pedirle que se hiciera cargo de la Biblioteca del Teresianum en Roma y su reestructuración. Pero, el deseo de pastorear a los suyos, lo llevó a pedir volver a Chile.

Así fue como en los primeros meses del año 1998 llegó a trabajar en el Santuario de Teresita de Los Andes. Muy pronto se dio a conocer, asesorando al grupo de matrimonios que, iniciando un trabajo de “pastoral familiar” los días domingo en el Santuario.  Ese mismo año, el entonces Obispo de San Felipe, Monseñor Manuel Camilo Vial, lo nombró Asesor Diocesano de la Pastoral Familiar. Donde inició en la Casa Juan XXIII Cursos para Matrimonios de Parroquias y Movimientos de la Diócesis.

En el año 1999 el Padre Eugenio dejó los Carmelitas y el Obispo Vial lo acogió en la Diócesis de San Felipe, continuando como Asesor de la Pastoral Familiar. Desde entonces comenzó a vivir en la casa parroquial de El Almendral.

En la tarde del 7 de mayo del año 2000 le fue entregada oficialmente la responsabilidad de la Parroquia San Antonio de Padua de Almendral, como Administrador Parroquial.

En el año 2000, el Obispo le pidió hacerse cargo del Hogar Pablo VI.  En él tuvo una actuación muy valiosa. Reorganizó la forma en que estaban repartidos los niños y jóvenes en las diversas casas, junto con el sistema de trabajo que se realizaba con ellos y sus familias. Además, con los profesionales y educadores de trato directo, comenzó a elaborar un nuevo modelo de Hogar.

Así, la vida parroquial comenzó a desarrollarse, y algunas tradiciones arraigadas en la zona que se habían ido perdiendo, empezaron a florecer con nuevos bríos, como la “Corrida de Cuasimodo” el domingo siguiente a Resurrección, llevando la Comunión a los enfermos de todo el territorio parroquial. La Pastoral Juvenil comenzó a crecer y progresar con fuerza, tomando la responsabilidad de la celebración de la Fiesta de San Antonio, Patrono de la Parroquia, desarrollando la tradición del Vía Crucis “en vivo” el día Viernes Santo en la noche.

En torno al Padre Eugenio las iniciativas y la vida se multiplicaban.  Junto a las diversas Catequesis, se fue formando un Equipo de Liturgia, el Coro Parroquial, la Ayuda Fraterna, algunos Ministros de Comunión para enfermos y las Capillas de El Tambo y La Troya volvieron a tener nueva vida. Con la colaboración de todos los Agentes Pastorales se inició una nueva tradición: la “Misa de la Luz” en el Cementerio Municipal, la noche del 31 de octubre, víspera de la Festividad de Todos los Santos.

Hay que destacar también, en forma especial, dos regalos importantes que el Señor ha dado a la Parroquia, con el apoyo permanente y muy destacado del Padre Eugenio: la Casa-Santuario “María en el Camino” de Schöenstatt y la veneración a San Expedito.

Al correr del tiempo al Padre Eugenio le diagnosticaron Diabetes, lo que posteriormente derivó el año 2007 en un cáncer. Fue operado y tratado muy certeramente se pudo olvidar de él por completo. Sin embargo, el año recién pasado, 2016, el cáncer apareció otra vez, en forma mucho más invasiva,

Al final de su enfermedad, vivió en la Casa Sacerdotal “Santo Cura de Ars” de la Arquidiócesis de Santiago, donde nuestro Obispo Diocesano, Mons. Cristián Contreras Molina OdeM, consiguió personalmente que lo atendieran. Allí estuvo siempre muy bien cuidado.

Cabe destacar que el Padre Eugenio se confió enteramente a la protección de San José, a quien veneraba desde niño, y al cuidado de María, su Madre, con quien vivió en una activa Alianza de Amor.

 

 

 

 


 
 
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