Recientemente leí en Facebook un comentario sobre como a las mujeres nos parecía que Christian, del libro 50 sombras de Gray, era el hombre ideal para cualquiera de nosotras.
Estas palabras me hicieron meditar de forma muy personal, ya que para mí este libro nunca fue fuente la atención, y sin desmerecer el gusto de nadie, tampoco la película, ni sus réplicas.
De forma casi involuntaria, y no por eso menos critica, escribí inmediatamente en mi muro de Facebook: “Debo ser la única amargada que no le gustan las 50 sombras de Grey...”
Dejando mi mensaje a la deriva de las redes sociales…
Al rato tome mi teléfono y tenía algunas notificaciones sobre el texto citado.
Me sorprendió las respuestas que ocasiono mi comentario, ya que muchas mujeres de todas las edades y diversidad de pensamientos, tanto políticos como religiosos, todas grandes amigas mías, me habían contestado que a ellas tampoco les gustaba este Macho Alfa y su historia de dominio y control.
Con mis amigas, algo teníamos en común, una sensación… el señor Grey no era de nuestro agrado, ni su historia, ni su violencia disfrazado de erotismo o romance. Alguna considero el libro mejor que la película, pero igualmente fome. Otra dijo que prefería el porno, entre broma y realidad.
No les voy a negar mi alegría, especialmente el hecho de no sentirme sola en mi forma de entender la igualdad entre hombres y mujeres, la violencia, la discriminación, la sexualidad sana, entendiendo que textos de este tipo apelan a historias anacrónicas, defendiendo el modelo patriarcal con uñas y dientes. Atacando y contratacando desde la publicidad y los medios de comunicación, o peor de todo, desde diversas formas de arte como es la literatura y el cine, haciéndonos creer esta violencia machista asolapada es buena para nosotras como mujeres, afirmando la idea brutal de que el amor romántico debe ser nuestra razón de ser como mujeres, simplemente porque ellos lo anuncian, lo muestran y resaltan la cara amable de esta idea retrograda.
Estas formas de dominio nos llevan de vuelta al pasado y yo quiero eso para mí u otra mujer…No vuelvo al pasado. No todo tiempo pasado fue mejor…100 años de luchas femeninas no se cambia por el beso de amor...
Sin embargo, no es mi intención en esta observación criticar a las mujeres que si gustan de estas historias que resaltan el aspecto romántico a través de un machismo violento, pero encubierto, ya que en el fondo todas hemos sido educadas para sobrevalorar el amor romántico, la idea de existir desde los ojos del príncipe azul, y para ellos, la obligación de rescatar a la princesa en peligro. Historia que sabemos insostenible en el tiempo.
Creer que el amor soporta todo. Creer que como mujeres debemos luchar por mantener a un hombre a nuestro lado y que todo lo irracional o desviado que ese personaje tenga como características personal, lo podremos subsanar con muestro inmenso amor y búsqueda del ideal romántico. Creer que la sexualidad y el amor están netamente ligado, negando muchas veces por esta razón el placer, nos ha llevado a soportar los ataques violentos como por ejemplo entender que los celos son un gesto de amor.
Cristian Grey es un personaje ficticio, pero encarna a un controlador, calificativo entendido como una característica positiva para un hombre según el perfil que el patriarcado les ha otorgado a los hombres. El domina su entorno, el príncipe que será rey.
La historia nos ha enseñado que es hora de aprender a cuidarnos en igualdad. Asumiendo la igualdad como una cuestión de Derechos humanos y también un indicador del desarrollo que está centrado en las personas. Hacer consiente que esta es una meta más amable para todos y todas, prevaleciendo el respeto y la dignidad de las personas sobre todas las cosas.
Mis palabras son solo un comentario sobre un evento personal, pero consiente que nuestras palabras crean realidades.
Mi breve comentario en Facebook me ilumino, me mostro que no estoy sola. Somos muchos. Y aprendí que no vale la pena autocensurarse, porque si decimos lo que pensamos con respeto y honestidad nuestras palabras crearan una realidad amorosa, en igualdad y respeto.
En fin, películas como 50 sombras de Grey solo nos dañan como sociedad, dañan la autoimagen de niñas y mujeres, victimas sometidas al engaño de los medios de comunicación y la moda, la delgadez no saludable, la belleza irreal y la híper sexualización, negándoles el espacio para el desarrollo de la intelectualidad, para el amor propio y el auto respeto, exponiéndolas a la violencia machista. De igual modo da un ejemplo anormal de masculinidad a niños y hombres jóvenes. Dejándonos un camino de muerte y dolor, para una sociedad que se disfraza de modernidad, por sus avances económicos y no por el cuidado, que por Derecho deben otorgar a sus ciudadanos y en especial a sus mujeres.
Ni una menos ahora!!!.
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