En la actualidad la llamada “igualdad de oportunidades” para el disfrute y realización de turismo, se define como “turismo inclusivo” a nivel nacional y “turismo accesible” a nivel internacional según la Organización Mundial de Turismo (OMT). Estas dos formas son equivalentes, las cuales están orientadas a incorporar en toda la cadena de valor, vale decir; entornos, bienes, productos, transporte, procesos, servicios y actividades turísticas con infraestructura habilitante, criterios que se traduzcan en acciones concretas de accesibilidad universal, destinados a personas que presentan algún tipo de discapacidad, con el objetivo de otorgar la posibilidad de que todos puedan acceder, disfrutar y compartir los productos y servicios turísticos, y de esta manera generar procesos de “inclusión” a personas que se presentan con distintas capacidades (OMT,2016). Este proceso de evolución de la actividad turística, debería permitir generar un incremento en los visitantes y/o usuarios, aumentando la rentabilidad, sostenibilidad y “competitividad” del destino, ya que los destinos turísticos que han tenido la capacidad y han apostado por incorporar estas acciones, se han “diferenciado” de otros, atendiendo a esta demanda creciente y constante, lo que en definitiva, pueden determinar en una medida importante el éxito de un destino en el largo plazo.
A nivel internacional el turismo accesible comienza a desarrollarse en los años ochenta, a partir del trabajo desarrollado por la Organización Mundial del Turismo (OMT), generando declaraciones, resoluciones y diversas recomendaciones en esta materia, las cuales plantean la relevancia que tiene la accesibilidad como un componente insustituible de cualquier política de turismo sostenible y responsable, considerando que el 15% de la población a nivel mundial según la Organización Mundial de la Salud (OMS) presenta algún tipo de discapacidad. A esto hay que agregar el reconocimiento y adopción por parte de las naciones unidas durante el año 2006, generando una resolución vinculada a los derechos de las personas en esta materia.
También podemos observar a España como pais pionero en esta materia, el cual cuenta con una legislación, específicamente la Ley 51/2003, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad conocida como (LIONDAU), la cual determina las acciones y pautas a seguir para lograr la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad.
Otro avance es lo que se conoce como el “Sello Chile Inclusivo” que fue desarrollado en el marco de la cooperación Chile–Unión Europea, gestionado por la Agencia de Cooperación Internacional de Chile, AGCI. Este sello es un reconocimiento por parte del gobierno de Chile y otorgado por el Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS), a organizaciones públicas, organizaciones privadas (grandes, medianas, micro y pequeñas empresas) y espacios públicos. Este reconocimiento se realiza a través de un proceso de autoevaluación, siendo el SENADIS la institución encargada en generar la evaluación técnica y verificar a partir de un comité interno institucional y del Consejo Consultivo de Discapacidad. En definitiva, esta es una distinción de carácter público que acredita las acciones e iniciativas que han realizado en el ámbito de inclusión social de personas con discapacidad, mejorando por un lado la imagen corporativa de la institución/empresa, y por otro, otorgándoles más posibilidades que prestar servicios al Estado, ya que se reconocerá como un indicador que influirá en la ponderación en ChileCompra.
Junto a ello es importante señalar el reconocimiento de diversas áreas de intervención que son indispensables a la hora de pensar en avanzar en esta materia, como por ejemplo, la planificación; la cual va a depender de la capacidad de trabajar colectiva y coordinadamente entre actores públicos, privados y la sociedad civil en post del turismo accesible, generar cambios en el ámbito legislativo en materia de igualdad y no discriminación, elaborar investigaciones de carácter evaluativo a partir de una serie de indicadores identificados y realizar instancias de sensibilización (OMT,2016). Es pertinente mencionar en este punto el rol de los Municipios para la generación de acciones sobre esta materia, el cual debería tener la capacidad de establecer las directrices del desarrollo turístico en un territorio acotado “lo local” con la participación activa de los otros actores que intervienen, definiendo objetivos, políticas, estrategias y acciones concretas, que orienten y guíen los ámbitos vinculados a la “igualdad de oportunidades”, a la inversión socioeconómica, al ordenamiento y uso de los recursos culturales y naturales utilizables para este fin.
Finalmente, este es un desafío y evolución en el cual se debe trabajar, donde lo fundamental es continuar ahondando en la implementación de prácticas que potencien el desarrollo del turismo inclusivo en las diversas actividades, servicios y atractivos turísticos, siendo parte fundamental de un modelo sustentable, y que permita hacer frente a las oportunidades y desafíos que este sector tiene en la actualidad en materia de igualdad de oportunidades, considerándolo como un componente estratégico para el desarrollo socioeconómico-local e insustituible para el desarrollo de esta actividad.
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