Hace ya bastante tiempo que el trabajo poético y literario de la ciudad de los Andes dejo de ser importante, sea por las nuevas formas de comunicación que hoy por hoy dominan a la opinión pública en general.
Pero no es menos cierto que el hecho de hablar de poesía nos traslada a otros espacios, tales como el paisaje, el diario trafago de la existencia. El hecho romántico en sí de leer entre conocidos, a quienes les embarga una estrofa, ya sea del mismo o de un autor nacional o extranjero, es por si un ejercicio vivificante.
Charlar en algún sitio de entrañable belleza poética, como por ejemplo el bar del barrio, la tertulia en lugares tan disimiles como el living, o el patio trasero de nuestros hogares. Reunión de amigos que con la pasión y el amor por la literatura buscan respuestas sobre temas tan en boga hoy, como por ejemplo: El amor, la contingencia mundial, asuntos del cotidiano vivir.
Es de extrañar que siendo esta ciudad cuna fértil, por su geografía rica en paisajes y por sus habitantes, que no exista el espacio ni el tiempo para dedicar la importancia que se merece a la poesía.-
Por lo tanto hago un llamado a quienes, sintiéndose aislados, no cuentan con un espacio o simplemente están a la espera de una oportunidad única de realizarse y exponer sus escritos, otorgándoles la difusión que por tanto tiempo han aguardado.
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