Ya estamos a fines de octubre y quedan solo días para la rendición de la PSU, lo cual genera diversas reacciones en los jóvenes que este año rendirán la prueba de selección universitaria. Dentro de estas reacciones podemos encontrar a jóvenes que prefieren no pensar mucho en el tema del ingreso a la universidad esperando que llegue la prueba lo más rápido posible para plantearse la pregunta “¿y qué hago ahora?”, mientras otros ya que encuentran con el colon en la mano por el nerviosismo que les produce la solo idea de enfrentar la susodicha prueba. Como sabrán, por lo general los extremos no son muy sanos, así que a continuación voy a entregar algunos consejos para enfrentar de mejor manera esta instancia que a pesar de ser muy importante, no representa el fin del mundo ni el éxito o fracaso de un ser humano. Lo importante para considerar en este momento se puede sintetizar dos puntos: 1) El proceso de selección universitaria es una instancia de decisiones, por lo cual es de gran importancia el tener paciencia y jugar al ajedrez, es decir, analizar los pasos a seguir y anticiparse a las siguientes jugadas, y 2) La PSU es un instrumento, no un fin en si mismo, por lo cual el objetivo no debe ser tener X puntaje sino que desarrollarse profesionalmente.
En relación al primer punto, los jóvenes y las familias que los rodean deben evitar caer en lo que llamo “la compra de seguros telefónica”, lo cual se refiere a darse el tiempo necesario para tomar una decisión considerando las diversas variables existentes y no tomar una decisión con la premura del tiempo como cuando a uno lo incitan a tomar un seguro “ahora ya” a través de una llamada telefónica. En este sentido, es importante comenzar desde ya a elaborar una serie de planes alternativos en donde se consideren los distintos escenarios que se pueden presentar después de rendida la PSU. De esta forma se puede generar el siguiente procedimiento; Plan A: Si se obtiene el puntaje necesario en la PSU, ¿Dónde viviré?, ¿Cuánto gastaré mensualmente en locomoción y otros?, ¿Será necesario tener un trabajo par-time?, ¿Cuál es la malla curricular de la carrera y en qué ramos tendré que buscar apoyo?, etc. Plan B: Si el puntaje PSU no es suficiente, ¿Me volveré a preparar para la siguiente PSU?, ¿Tendré que trabajar y dónde?, ¿Podré estudiar otra cosa en otro lugar?, etc. Plan C: Si me alcanza con el puntaje PSU pero no consigo una beca o no tengo las condiciones para estudiar lo que quiero y donde quiero, ¿Qué haré? Lo importante es anticipar los posibles escenarios que se pudiesen presentar y tener un plan de acción definido para cada uno de ellas, considerando no sólo los tres planes que señalé sino que muchas más posibilidades.
Por último, el considerar la PSU como un instrumento y no como un fin en si mismo nos permite entender que el camino no termina ahí y que incluso nuestros objetivos se pueden cumplir independientemente del resultado obtenido en la prueba de selección universitaria. Es importante considerar que esto también se aplica para las carreras a estudiar ya que el objetivo no es, por ejemplo, estudiar enfermería, sino que el trabajar en un hospital atendiendo a pacientes de urgencia, la diferencia tal vez es sutil, pero es fácil de entender si pensamos que en realidad nadie estudia enfermería para ser un enfermero cesante. El pensar de esta manera me permite tomar mejores decisiones y elaborar planes alternativos, de esta forma si mi objetivo es montar empresas, puedo estudiar ingeniería comercial, administración de negocios o simplemente trabajar, ahorrar un capital y apelar a mis habilidades para montar una empresa.
Hay que recordar que hay mucha vida por delante si nos cuidamos, por lo cual el camino largo y el camino corto no son las únicas alternativas para llegar a la meta ya que existen muchos más caminos, sin embargo hay que estar abierto a verlos y a evaluarlos de manera calmada.
|
.jpg)
.jpg)
