La situación actual de nuestro profesorado está muy lejos de lo que Chile necesita. Bajas remuneraciones, que concluyen en una jubilación insuficiente, y condiciones laborales adversas, donde se trabaja fuera de la jornada (corrigiendo pruebas, preparando clases) para más de 35 estudiantes por sala de clases. Todo esto sin considerar, que la mayoría tiene un régimen “a contrata”, lo que implica incertidumbre laboral cada vez que se acerca el fin de año.
Es allí donde se comprende que detrás de todo este sacrificio, hay una real vocación. Y por ello, y a días de haberse celebrado el día del profesor, saludo con afecto y reconozco públicamente a quienes tienen la noble labor de educar a nuestros hijos: los profesores y profesoras del Valle de Aconcagua.
Valoro a los jóvenes que han escogido estudiar pedagogía, a quienes diariamente entregan sus conocimientos en las aulas, a nuestros profesores retirados con quienes el país tiene una deuda histórica que va más allá de lo material; y por cierto a nuestros docentes que ya han partido, no sin antes dejar vivo su recuerdo en nuestro aprendizaje.
Por eso no deja de extrañarme que el “Día del Profesor” se haya conmemorado y precisamente ellos, hayan pasado inadvertidos en el proceso de aprobación del primer proyecto de la reforma educacional impulsada por el actual Gobierno. Lo digo fuerte y claro: el pilar fundamental de cualquier reforma educacional es la comunidad educativa, vale decir los profesores, los padres y apoderados y los paradocentes.
En específico, al ignorar al gremio, se hace evidente el mal enfoque de esta iniciativa del Ejecutivo, que prefiere enfocarse en otras temáticas. A modo de ejemplo, esta misma semana el Gobierno organizó un publicitado seminario académico con la participación del Director de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, quien insistió en que la clave para el mejoramiento educacional estaba en “lograr una profesión docente más sólida”.
Los docentes no pueden quedar al margen de los modelos, propuestas y modificaciones. Esta voz debe ser escuchada y respetada: ¿quién sino la persona que enfrenta la sala de clases cotidianamente, es el especialista en educación?
Hay un amplio consenso de que debe haber un cambio sustantivo en la educación. Tuve el orgullo de representar al Presidente Sebastián Piñera en la Provincia de Los Andes, quien hizo lo que ningún otro mandatario hizo antes, asumiendo y encarando este desafío, teniendo presente que procesos tan complejos como éste, requieren sus debidos tiempos.
Se creó la Superintendencia de Educación, se ingresó el proyecto de Agencia de Calidad de Educación y se comenzó la reformulación de la enseñanza técnico – profesional, invirtiendo más de 30 mil millones de pesos para modernizar las especialidades. Un tema pendiente hace más de 15 años.
Todos estos avances, en mi rol de Gobernadora 2010-2014, los trabaje de la mano con los profesores de la Provincia de Los Andes, entendiendo que sin el profesorado, no hay reforma de ningún tipo y que su voz debe estar presente en una decisión tan importante, como lo es definir el futuro de la educación en Chile.
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