En el último tiempo, he tenido la oportunidad de estar trabajando para una institución norteamericana de salud, en la cual he podido evidenciar la impresionante diferencia que existe en relación a la importancia ética y clínica que se le da al hecho de respetar los intereses y deseos de los pacientes con respecto a su cuidado, tales como el poder decidir si sus últimos días de vida los desean vivir en casa con sus seres queridos en lugar de un hospital. Del mismo modo, consideran muy importante hacerlos parte de las decisiones médicas que se hacen sobre ellos. En este sentido, en Norte América existe algo llamado “Advanced Directions” en español “Directivas Avanzadas” las cuales son muy importantes ya que permiten garantizar los derechos de la libertad y la autonomía de los pacientes incluso cuando no son capaces de expresar sus deseos de manera explícita.
Este tema es de gran interés para mí, ya que es muy diferente de la realidad que vemos en nuestro país donde hay prácticas que violan los derechos de los pacientes e incluso divergen de los principios y normas éticas que nos rigen como profesionales de la salud. Dentro de estas prácticas que violan los derechos de los pacientes está el ofrecer el diagnóstico clínico de una enfermedad terminal a la familia del paciente y que luego sean estos los que decidan si decirle al paciente el diagnóstico o no. Otra práctica clínica similar es la donación de órganos, en donde son los parientes quienes deciden si donar los órganos de su ser querido, incluso si este en vida haya manifestado su deseo de ser donante, incluso habiendo prueba legal esto (certificado notarial).
En mi opinión personal, hay un deterioro generalizado de la autonomía y la libertad de decisión de las personas enfermas y moribundas en mi país, que está presente incluso en la práctica de la medicina. Para agregar otro hecho que puede ser interesante, en Chile hay una ley de la herencia que dice cómo se distribuyen los bienes cuando una persona muere, en la cual la persona heredante no puede decidir quién recibirá sus propiedades cuando esa persona muere, es decir sin tener ni siquiera poder de decisión sobre sus propios bienes.
Todo lo que he mencionado muestra importantes diferencias culturales entre los dos países lo cual sé que puede sonar un tanto tedioso y altercentrista, sin embargo estas diferencias afectan a las personas que viven una situación que es común para toda la humanidad ya que una enfermedad grave o la muerte no discriminan a las personas por su raza, el sexo o nacionalidad, ya soy un convencido de que todas las personas somos iguales y tenemos el mismo
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