CALLE LARGA (26/08/2014).- Impulsar la actividad agroalimentaria en Calle Larga, con especial dedicación a los pequeños y medianos productores, usuarios de PRODESAL, es el objetivo del proyecto “Formación de una Red de Productores y Comunidad del Alimento para potenciar la Competitividad, Innovación y Sustentabilidad, de los pequeños y medianos agricultores” que se desarrolla en Calle Larga gracias a la asociación realizada entre la Municipalidad de Calle Larga, la Universidad de Viña del Mar y la fundación Slow Food.
Esta iniciativa que fue financiada a través del Fondo de Innovación del Gobierno Regional, por un monto cercano a los 90 millones de pesos, busca que los productores desarrollen redes y nuevos productos y servicios que les entreguen un valor agregado, mejorando así la calidad de vida de cada uno de ellos.
Así lo explicó el alcalde de Calle Larga, Nelson Venegas, destacando que “la única manera en que la agricultura pueda seguir subsistiendo es a través del fomento del desarrollo de los pequeños y medianos productores agrícolas, asegurándoles el agua y fortaleciendo políticas tendientes a la innovación para mejorar la competitividad estos sectores. Todo esto debe estar vinculado a la sustentabilidad ecológica. Es por eso que este proyecto es una iniciativa integral que permite que Calle Larga siga siendo una comuna agrícola y rural apegada a sus tradiciones y que para mantener esa esencia, debe tener una sustentabilidad económica suficiente, objetivo al que apunta precisamente esta iniciativa”, agregó
También Carlos Ramírez, vicerrector de internacionalización y vinculación de la Universidad de Viña del Mar, destacó el objetivo que tiene esta iniciativa.
“Este es parte de un programa integral de vinculación con el medio de la Universidad de Viña del Mar que busca junto al Gobierno Regional, Slow Food y el municipio, potenciar los emprendimientos, las capacitaciones y el capital humano local en un tema tan importante y sensible como lo es le tema agrícola de manera de generar un proceso formativo de buenas prácticas para que las comunidades locales puedan desarrollar de mejor manera sus procesos productivos y mejorar la comercialización y la calidad de vida de ellos”, manifestó Carlos Ramírez.
Diversas actividades han podido desarrollar los treinta usuarios de Prodesal beneficiarios de esta iniciativa, quienes pudieron visitar y conocer la “Canasta Ecológica del Valle de Itata”, que forma parte de la red de Slow Food. A través de esta visita y de otras experiencias, los productores conocieron experiencias exitosas de asociatividad.
Una de las beneficiarias, Adriana Soto Espinoza, destacó los beneficios de participar en este proyecto.
“Si bien no tengo un predio grande para cultivar muchas cosas, he aprendido a ocupar los espacios del hogar para tener hierbas medicinales, orégano, perejil y apio, cosas que puedo producir para mi propio consumo y también para vender. Este proyecto para mi fue un despertar para las cosas que no sabía que podía hacer. En todo este proceso se ha involucrado mi familia y eso ha sido muy enriquecedor”, sostuvo Adriana Soto.
Por su parte, Rubén Martínez, otro de los beneficiarios destacó los beneficios que le ha traído este proyecto.
“Esta iniciativa me ha beneficiado bastante porque hemos aprendido a hacer abonos para nuestros cultivos que son baratos y orgánicos. En mi casa tengo caballos, cabras y gallinas, por lo tanto todos los guanos que junto de ellos más otros productos producimos abonos para nuestras plantas, a un precio mucho menor que el de otros abonos que se pueden comprar en el mercado. Eso, entre otras cosas, me tiene sumamente contento”, Martínez.
De esta forma este proyecto apunta a la innovación y emprendimiento, con la aplicación de transferencia de conocimientos y técnicas agrícolas no convencionales, destacando entre ellas el uso de: rotaciones, policultivos, cultivos de cobertura, agroforestería y agricultura mixta con cultivos y ganado.
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